Miércoles, 14 de septiembre de 2011 | Hoy
EL PAíS › LAS QUEJAS DE LOS VECINOS POR EL CRUCE DE LA VíA Y ARTIGAS
En el barrio de Flores sostienen que es habitual que la barrera sea levantada a mano para que los autos pasen aun cuando suena la chicharra, porque la seguidilla de trenes genera “demoras y congestionamientos terribles”. Dicen que suele andar mal.
Por Pedro Lipcovich
“Hemos llegado a tomar como normal que la barrera funcione mal”, comentó un vecino de la zona. “Cuando la barrera no anda, le ponen un palo para que quede levantada”, comentó otro. “Los empleados de seguridad contratados por TBA se fijan si no viene ningún tren y abren ellos la barrera, pero esta vez no había ninguno”, contó otro. “Yo salvé, en esa barrera, a dos automovilistas que estaban por cruzar a medianoche”, recordó otro. Los testimonios de los vecinos pueden articularse en una hipótesis sobre el paso a nivel de Artigas y los aledaños: hay un sistema nominal, automático, con barreras que suben y bajan, luces y chicharras de alarma; por la frecuencia de circulación de los trenes, este sistema implica, en el decir de los vecinos, “demoras y congestionamientos terribles”. Entonces, en los hechos, se habría instaurado otro sistema, donde el control de si viene el tren lo harían, a puro ojo, el empleado de TBA o el custodio tercerizado o el vecino comedido o el automovilista por sí mismo. De ser así, ayer a las 6.23, con la barrera a 45º y sin personal a cargo, el cruce de Artigas habría funcionado como un paso a nivel sin barreras, con la diferencia de que, en éstos, se garantiza la visibilidad a distancia.
Según dijo a este diario el encargado del bar de San José y Artigas, “anoche estaban arreglando la barrera; la tenían levantada con un palo para que los coches pasaran”. El encargado y mozos de la confitería Pueyrredón, en cruz con la anterior, comentaron que la barrera “siempre se traba y el muchacho la levanta con la mano. Lo mismo pasa acá y en las otras, en Fray Cayetano y en Caracas. Capaz que era temprano y no estaba”. “Debe haber sido que el banderillero no llegó. Cuando no anda, la sostienen con un palo –señaló Raúl, vecino de la zona, mientras paseaba a su bebé–. A las horas pico, las seis de la tarde o las seis de la mañana, esto un hervidero de autos. En la de Boyacá pasa lo mismo.”
Todos coinciden en los grandes embotellamientos que generan las barreras de la zona. “Están 20 o 30 minutos cerradas las barreras, se hacen congestionamientos. En Condarco, por ejemplo, los guardabarreras la levantan, para hacer un favor”, comentó otro vecino.
En la remisería de Yerbal entre Artigas y Bolivia, los conductores ratificaron que, “cuando la barrera no anda, le ponen un palo para que quede levantada”. “Hace cuatro días que no los veo a los de seguridad –comentó uno de ellos–. Están vestidos de negro, son los que contrata TBA. Como la barrera tarda tanto en abrirse, se fijan y, cuando ven que no viene el tren, la abren ellos: miran a la estación, que está a cien metros; cuando el tren está por salir, toca la bocina y ellos bajan la barrera.” Otro de los remiseros confirmó que “cuando la barrera no anda, le ponen un palo: lo hacen ellos o alguien que pasa”. De todos modos, sostuvieron que “la culpa fue del colectivero”, porque “cuando la barrera está baja, el semáforo de Artigas sobre Yerbal se queda en rojo, así que él tenía que saber que venía el tren”.
Tal vez la fórmula más certera la enunció un empleado del garaje que está en Yerbal entre Artigas y Bolivia: “Hemos tomado como normal que la barrera funcione mal. A veces está mucho tiempo baja, se prenden las luces y la chicharra suena, pero no viene ningún tren, hasta que alguien se baja del auto y la levanta. A veces queda trabada, como pasó hoy”. ¿Pero no hay personal de TBA? “No siempre –contestó el del garaje–. A veces hay unos con pechera naranja o con pechera verde.”
El cronista transitó también las cuadras aledañas. “En el paso a nivel de Fray Cayetano, la barrera no terminaba de bajar: estaban prendidas las luces y la campanilla, la gente miraba y, si no veía un tren, pasaba”, comentó el encargado de un edificio en Bolivia entre Yerbal y la vía. “En las barreras de Cuenca y de Condarco –agregó– hay un empleado que, a ojo, mira cuándo viene el tren y corta el tránsito.”
Ariel, vecino de Fray Cayetano entre Bacacay y la vía, explicó que “unos chicos del barrio levantan la barrera para que la gente pase. A veces lo hace el guardabarrera mismo, pero después de las ocho de la noche ya no hay guardabarrera y lo hacen los chicos”.
“Un par de veces salvé gente –contó el encargado de la sandwichería París, en Artigas y Bacacay, refiriéndose a la barrera donde sucedió el accidente–: yo salgo a medianoche y la barrera había quedado, también, medio levantada, no sé por qué no la arreglan. Una vez le hice señas con la mano a una señora y ella frenó a tiempo. La otra vez manejaba un tipo que me vio, aceleró y pasó justo antes que el tren.”
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