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Reservaditas

- Autazo. Schoklender no quería llegar al Congreso y toparse con cámaras, flashes y preguntas. La presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, la duhaldista Graciela Camaño, le solucionó el problema. Le envió a la casa de Schoklender, en Villa Urquiza, a su chofer con su automóvil: un Audi A4 negro que tiene autorización para ingresar directamente a las cocheras del Anexo de la Cámara baja. Así, el invitado sorteó el interrogatorio periodístico.

- Negro. Schoklender llegó a la Cámara de Diputados enfundado en el mismo look que lo acompañó a lo largo de su raid mediático de los últimos días: saco negro de pana, camisa del mismo tono y corbata gris. También llevó consigo varias carpetas y dos CD, que entregó a las comisiones legislativas, su notebook y hasta un proyector para mostrar un power point que no pudo exhibir.

- Avispa. Graciela Camaño sorprendió a todos con sus grandes lentes oscuros en la sala del Anexo de la Cámara baja para tapar su inflamación en la vista. La versión oficial fue que la esposa del gastronómico Luis Barrionuevo sufría conjuntivitis y no quería contagiar a nadie. Por la tarde, ya con anteojos comunes, los rasgos de Camaño no se asemejaban a la de una afección en la vista. Las mujeres más avezadas comenzaron a inquirir si se trataba de una inyección de bótox o un peeling. Cerca de Camaño terminaron reconociendo que la diputada había pasado por un instituto de belleza, sin dar mayores detalles.

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Imagen: Rolando Andrade
 
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