Jueves, 29 de septiembre de 2011 | Hoy
EL PAíS › UNA OBRA CON INTERRUPCIONES
Por Tomás Lukin
En 1974, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, la central de Atucha I entró en funcionamiento. Ricardo Alfonsín activó la producción de Embalse en 1984. La obra de Atucha II comenzó durante los últimos años de la dictadura militar y fue paralizada en 1994, cuando el gobierno de Carlos Menem intentó, sin éxito, privatizar las centrales nucleares del país. En ese momento creó la empresa Nucleoeléctrica SA (NA-SA), pero frente al fracaso del proyecto para enajenar el sector, las acciones quedaron en manos de distintos organismos del Estado. Recién en 2006 el entonces presidente Néstor Kirchner puso en marcha un plan para reactivar la obra. Después de treinta años de comenzada su construcción, CFK dio el último paso antes de que comience a producir energía, a mediados del año próximo. En los planes del Gobierno figura iniciar la construcción de una cuarta central nuclear.
La reactivación de las obras permitió que un vasto grupo de especialistas, como ingenieros mecánicos y físicos, volvieran a trabajar en el sector público. Algunos de los técnicos que acompañaron a los periodistas durante la visita contaban que habían comenzado a trabajar en 1972 en Atucha I y que en 1995, después de la paralización de la actividad, pasaron sin éxito al sector privado. Intentaron iniciativas propias como proveedores hasta que consiguieron puestos en Siderar o Techint, aunque otros quedaron desocupados durante varios años. Recién en 2006 volvieron a las empresas estatales: “Por eso hay tantos carteles de agradecimiento, el sector nuclear volvió a existir”, explicaba uno de los ingenieros encargados del montaje del reactor.
El accidente en la central japonesa Fukushima después del terremoto a comienzos de año reactivó el debate sobre la energía nuclear. Los detractores de ese tipo de desarrollos advierten que algunos países europeos como Alemania decidieron apagar progresivamente sus 17 centrales. Sin embargo, existen países como China, India, Rusia y Corea del Sur que siguen adelante con sus proyectos nucleares. En Argentina esa fuente de energía representará el diez por ciento cuando entre en funcionamiento Atucha II, en Francia la energía nuclear suma el 75 por ciento del total.
Los países que impulsan las centrales como Atucha II destacan que se trata de una fuente de energía limpia y barata por muchos años (60 años en el caso de Atucha II según precisó el vicepresidente de NA-SA José Luis Antúnez). Por su parte, los movimientos contra la proliferación nuclear advierten que se trata de una tecnología vieja y enfatizan los peligros de los residuos de alta radiactividad. Por eso, resaltan la necesidad de diversificar la matriz energética y desarrollar otras fuentes como la eólica y la solar.
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