Martes, 25 de octubre de 2011 | Hoy
En la audiencia también declaró Anatole Julien, el niño que a los cuatro años vio el operativo contra sus padres, que pasó con su hermana Victoria de Automotores Orletti a Uruguay y luego a una plaza de Valparaíso en Chile en la que fueron abandonados con un cartel, en el marco del Plan Cóndor. “Me acuerdo que había una calesita, una pequeña montaña rusa, un caballito y el dueño de esos juegos nos ve cuando nos dejan abandonados y se van en un vehículo. Le sorprendió que no aparecían padres de nadie. Que estábamos bien vestidos, no parecíamos niños de la calle y teníamos acento argentino. Yo vi los reportajes de la época, hay notas de la prensa chilena y los títulos dicen: ‘Niños tupamaros dejados abandonados en Plaza de Valparaíso’: asumían que podían ser hijos de una pareja de de-saparecidos tupamaros, yo era muy contestario y dicen que no dejaba sola a mi hermana.” Anatole habló de lo que pasó más tarde. El dueño de la feria que terminó llamando a la policía. Ellos pasaron a un orfanato y a cargo de una jueza a la que volvieron a ver seis o siete años atrás para un documental. Ella los entregó en adopción al único de tres candidatos posibles que quería a los dos. En 1979, la abuela biológica los encontró a través de la vicaría de Chile. “Mi abuela lo único que quería era traernos de vuelta con la familia sanguínea, estuve más de un año yendo y viniendo, tenía arranques muy violentos y en determinado momento (una persona que lo trataba) le dijo a mi abuela que un segundo desarraigo para mí a nivel paterno sería irreparable: que yo sabía, que tenía recuerdos reales y sabía que había una trasposición de los segundos y por lo tanto no era bueno el desarraigo, ella con una nobleza por mi bienestar lo aceptó: y llegaron a un acuerdo para que viaje seguido a Uruguay.”
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