EL PAíS
La voz del amo
Cuatro canales de aire y tres de cable pugnarán por informar qué candidatos pasarán a la segunda vuelta, mucho antes de que el escrutinio y las proyecciones permitan alcanzar conclusiones de alguna confiabilidad. En todo el mundo llegar antes es más importante que saber a dónde. Pero en la Argentina un factor adicional condiciona la cobertura: la propiedad de los medios de comunicación y su promiscuidad con sectores políticos y económicos Libertad de prensa y libertad de empresa nunca fueron lo mismo, pero se seguían como la sombra y el cuerpo, ya que la sociedad civil a la que los periodistas dirigían las noticias y el mercado del que los propietarios obtenían sus ganancias se superponían. Informar bien al público servía para obtener ganancias por la venta de ejemplares y espacios de publicidad.
Todo eso cambió en la Argentina. La propiedad de los medios ha devenido un secreto. Las licencias se renuevan, se venden o se alquilan sin que el Estado haga cumplir la ley. Muchos medios están endeudados y requieren el socorro del Estado para subsistir o para no ser copados por sus acreedores. Algunos paquetes accionarios han caído en manos de testaferros políticos y empresariales, aborígenes y foráneos, que reciclan así el dinero malhabido de la corrupción. Otros pertenecen a grupos económicos cuyo principal negocio no está en el medio, sino en las contrataciones con el Estado, para explotar servicios públicos, en condiciones de privilegio. En tal contexto, la censura de determinadas personas y/o informaciones pasan a ser fuentes alternativas de rentabilidad. Por supuesto, en todos esos medios trabajan periodistas honorables que no se prestarían a una manipulación de resultados. Pero eso no es necesario. Para instalar un presunto vencedor basta un cable leído por un locutor y una placa a partir de los cuales se ordene la información y el análisis posterior, como ocurrió en Estados Unidos. Estos son los principales medios:
Canal 2. El titular de la licencia, Carlos Avila, asoció al ex ministro del interior José Luis Robo para la Corona Manzano. “En esta selva necesito protección”, se justificó Avila. Manzano consiguió que se leprorrogara por diez años la licencia, que venció en diciembre. Ofreció para eso la cabeza de varios periodistas que molestaban al gobierno. Manzano, quien niega una asociación con el escribano Raúl Juan Pedro Moneta (con negocios en una casilla de correo del Caribe) sigue jugando para Menem.
Canal 9. Daniel Hadad había acordado compartir el paquete accionario con Constancio Vigil, representante de Menem. Pero Menem intentó quedarse con el control total. Hadad, quien no ha hecho secreto de su simpatía por López Murphy, se resistió. Vigil queda afuera.
Canal 11. Pertenece a Telefónica, que ha sido un fuerte aportante a la campaña de López Murphy.
Canal 13 y su cable Todonoticias. Pertenecen al Grupo “Clarín”. La desaforada compra de cables del interior a precios exorbitantes los dejó endeudados en una suma que en el presente ronda los mil millones de dólares. Ya cedieron una parte del paquete al banco de inversión Goldman Sachs y entre los acreedores acecha el First Boston. Las relaciones con el Senador Duhalde, el canciller Rückauf y el ministro de Economía Lavagna, a quien Kirchner confirmaría, son fundamentales para superar la crisis.
Crónica televisión. Desde hace años el senador Duhalde maneja en forma personal los contenidos políticos de su pantalla. Ha cubierto en forma generosa todos los actos de Kirchner.
Canal 26. Es propiedad de Alberto Pierri, uno de los jefes de campaña de Menem.
Mañana comenzará a develarse cómo influyeron estos compromisos políticos y económicos en las respectivas coberturas electorales.