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Como sucede desde que se confirmó su paso a la segunda vuelta y quedó como amplio favorito a llegar a la presidencia, Néstor Kirchner continuó con su agenda cargada de reuniones y de declaraciones de apoyo. La novedad de ayer fue que también conversó durante dos horas con el titular del BID, Enrique Iglesias, para intentar convencerlo de que lo apoye en la concreción de un plan de obras públicas que Kirchner quiere convertir en el motor de la reactivación de su gestión. “Encontré una muy buena predisposición para con la Argentina”, aseguró.
Kirchner se reunió con Iglesias junto a su jefe de campaña, Alberto Fernández. “Honestamente, he notado un absoluto grado de colaboración”, contó el gobernador de Santa Cruz que está buscando la forma de financiar su plan con el que piensa contrarrestar las otras medidas que debe tomar en los próximos meses: aumento de tarifas de servicios, compensación a los bancos, reestructuración de la deuda externa.
El resto de las reuniones tuvieron un mayor color local. El candidato encabezó un encuentro con intendentes y dirigentes del PJ bonaerense del que participaron el ministro de Trabajo de la provincia, Mariano West, los intendentes Alberto Descalzo, Hugo Curto y Julio Pereyra, y legisladores como Baldomero “Cacho” Alvarez.
Luego ingresó el intendente de Rosario, Hermes Binner. “Como representante del Partido Socialista de mi ciudad, hemos decidido votar en contra de Menem y también no tener una actitud antidemocrática y no votar en blanco”, explicó el rosarino su apoyo a Kirchner. En la rueda de prensa apareció acompañado del senador bonaerense del Frente Grande, Eduardo Sigal, uno de los primeros apoyos del santacruceño en la provincia.
A su salida, ingresaron a la oficina de Kirchner el gobernador y el vice de Tierra del Fuego, Carlos Manfredotti y Daniel Gallo. Salieron con un discurso antimenemista. “Los argentinos tenemos que respetar el sistema institucional, pero hay una dirigencia opaca que no respeta las reglas del juego”, sostuvo Gallo.