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–¿Su tuitero favorito?

–Soy ajena absolutamente, tal vez porque soy antigua. Me gusta el diálogo cara a cara, estoy atenta a lo gestual quizá porque yo lo soy. Todo lo que sea cibernético, el Twitter, no ha entrado en mi vida.

–¿Un tema musical de 2012 o su canción favorita?

–Uh... “Resistiré”.

–¿Tiene algún lujo o gusto exótico que se da cuando puede?

–Un buen champagne con champiñones rellenos, siempre poquito, lo mío es como picadita, fuera de lo habitual y cotidiano, acompañado con buena música. Son para mí los momentos de lujo.

–¿Leyó El Eternauta?

–Hace mucho tiempo, pero no lo volví a retomar.

–¿Cuáles fueron sus peores vacaciones?

–Es muy íntimo... fue reciente, donde hice un duelo afectivo profundo y doloroso. Una separación.

–¿Cambió este año el destino de las vacaciones por el tema del dólar?

–Este año volví a mi Gesell querido, donde tengo casa, y abandoné mis recorridas por el norte de Brasil. Pero no fue por el dólar, sino por no querer alejarme del quehacer político.

–¿Qué hace frente a una promotora que le ofrece algo en un supermercado o en un shopping?

–En general digo “no, gracias”.

–¿Una posición?

–Tengo un mandato paternal, el único del que no me he podido sustraer: decir la verdad.