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La embajadora argentina ante las Naciones Unidas, María Cristina Perceval, celebró ayer la aprobación de la resolución de modalidades, con la que la ONU avanzará en la sanción de un nuevo marco regulatorio para la reestructuración de la deuda soberana. En diálogo con Página/12, Perceval reivindicó el apoyo recibido por la Argentina, rechazó los planteos de países que piden llevar la discusión al FMI y ratificó que nuestro país continuará trabajando hacia un “nunca más” a la especulación de los fondos buitre.

–¿Cuál es la importancia de la votación realizada ayer?

–En septiembre se adoptó por amplia mayoría que la Asamblea General (de la ONU) es el órgano democrático por excelencia, donde todos los Estados somos iguales y tenemos igual derecho a voto. Se resolvió, por iniciativa de la Argentina, elaborar y aprobar un marco jurídico multilateral para los procesos de reestructuración de deuda soberana. El primer paso era definir las modalidades y cómo se iba a trabajar para adoptar ese marco jurídico. Ahora se crea este comité ad hoc formado por todos los estados miembros, con mecanismos de consulta y participación del sector académico, organismos financieros, organizaciones sociales y de derechos humanos.

–¿Por qué se sumaron cuatro países al planteo argentino?

–Como ha dicho nuestra Presidenta, en este anarcocapitalismo financiero las maniobras especuladoras de los fondos buitre van por encima de la soberanía de los estados y agravian el derecho al desarrollo y el ejercicio de los derechos humanos de los pueblos. Aquellos que hace sólo 86 días votaron en contra, van comprendiendo que no es el problema de uno o de un grupo de países, sino que debe ser abordado por toda la comunidad internacional porque hace al corazón de la arquitectura financiera internacional. Por lo tanto, hace a los objetivos de desarrollo sostenible que se ha propuesto las Naciones Unidas: erradicación de la pobreza, crecimiento económico, alivio de la deuda y reglas de juego justas en el mercado financiero, una economía al servicio de la producción y el trabajo y no de la especulación y la opulencia de unos pocos.

–Los países que votaron en contra insisten en que esto debe tratarse en organismos como el FMI y no en las Naciones Unidas, ¿qué responde?

–Ni la Argentina, ni América latina, ni el Caribe, ni el G-77 + China han trabajado para aislar países. Hemos trabajado para que todos estuviéramos incluidos en un debate plural para que distintas posiciones, en vez de entorpecer, pudieran enriquecer la propuesta de las modalidades. Algunos países, que coinciden con aquellos que votaron negativamente en septiembre, representan el 8,29 por ciento de la Asamblea General. Ellos son, a su vez, el 45,73 por ciento de la toma de decisiones en el FMI. Es decir que una minoría en la Asamblea General tiene un gran poder de decisión en el FMI. Por otro lado, aquellos que representamos con nuestro voto el 76 por ciento de la Asamblea General, expresamos el 35 por ciento en la toma de decisiones en el FMI. Este no un punto de llegada pero sí una razón fáctica que puede explicar la resistencia a dar el debate en donde todos valemos uno.

–¿La Argentina va a continuar con esta iniciativa aun si hay un acuerdo a partir de enero cuando vence la cláusula Ruffo?

–La instrucción de la Presidenta y la acción del canciller fueron claras y concretas. Ahora trabajaremos con mucha convicción para hacer foros, paneles y llegar a lo que nos manda la resolución de septiembre. Cómo no seguir trabajando, cuando los organismos de derechos humanos en nuestro país han trabajado durante años para tener una Convención contra las Desapariciones Forzadas de Personas y recién hace pocos años llegó su ratificación y plena entrada en vigor. No fue sólo por los 30 mil compañeros desaparecidos, sino que a partir de esa experiencia del horror del terrorismo de Estado Argentina puso en el escenario internacional la necesidad de una convención como ésa. En este caso, que también incluye los derechos humanos, la Argentina, proyectando su experiencia y sus ideas, trabaja para encontrar un nunca más a la especulación de los fondos buitre.