Rusia denunció un complot de Washington para evitar que el Mundial de 2018 se celebre en su país. “Pedimos con insistencia a Washington que ponga fin a sus intentos de ejercer la justicia muy lejos de sus fronteras, según sus normas jurídicas”, había declarado el miércoles el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov. El presidente, Vladimir Putin, acusó además a Washington de “imponer su jurisdicción a los demás” en un caso en el que “ninguno de los funcionarios (de la FIFA) es estadounidense” y “ningún hecho se ha producido en Estados Unidos”, en lo que calificó como “una violación muy burda de las reglas de funcionamiento de las organizaciones internacionales”. Para Putin, la actuación judicial se debe a que Blatter resistió a las “presiones” que intentaban disuadirlo de atribuir el Mundial de 2018 a Rusia y tiene un solo objetivo: “impedir la reelección” de Blatter como presidente de la organización. “El presidente tiene evidentemente mucho miedo por el Mundial de 2018. No sólo teme su anulación, sino también que el ambiente del Mundial se vea empañado” por el escándalo de corrupción, consideró en Moscú el analista político Konstantin Kalachev.