Con tres testimonios, se reanudó ayer en Neuquén el juicio conocido como La Escuelita IV, en el que son juzgados 22 represores acusados de cometer delitos de lesa humanidad contra 28 víctimas, 14 de las cuales permanecen desaparecidos. Declararon Sabino Molina Melo y Germán González, víctimas de los represores del centro clandestino de detención neuquino La Escuelita, que funcionó en dependencias del batallón militar 181, y también Gladis Alonso, esposa de González. El abogado de la APDH de Neuquén Juan Cruz Goñi, destacó que Melo y González, quienes desarrollaban actividad sindical cuando fueron detenidos por los militares, “claramente han dado cuenta de que además de sus padecimientos, lo que se intentó fue desarticular el movimiento gremial que tenía una altísima movilización en ese momento”.