EL PAíS
Un día de preocupación por la DAIA
Por F. Y.
Desde Nueva York
- Una interna y nada más. La noticia del cuestionamiento de la DAIA al premio que recibirá hoy el presidente Kirchner de manos del Comité Judío Mundial y el Comité Judío Americano llegó rápido (ver página 5). En un primer momento provocó preocupación en la delegación argentina. Rafael Bielsa fue el primero en responder y atribuyó todo a una “interna argentina”. Por las dudas, el canciller aclaró que “no es premio, sino un reconocimiento” lo que recibirá Kirchner por su “respeto por los derechos humanos” y por el esfuerzo para esclarecer los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel.
- Un susto. Cristina Kirchner se unió a la comitiva presidencial el martes. Su condición de primera dama le permitió que los autos oficiales ingresaran a la pista del aeropuerto internacional La Guardia. Antes debieron pasar por una exhaustiva revisión. Todo iba bien hasta que uno de los perros entrenados para detectar explosivos se sentó delante de uno de los coches. El auto fue inmediatamente retirado y desarmado íntegramente. No encontraron restos de bomba alguna y llegaron a la conclusión de que el auto fue lavado con amoníaco, un componente que usualmente está en los explosivos. Ahora, el consulado debe buscar un mecánico que rearme el automóvil.
- Argüello traductor. El diputado justicialista Jorge Argüello aseguró que ayer encontró cuál fue la verdadera razón por la que fue elegido presidente de la disputada Comisión de Relaciones Exteriores. “Mucho lo pensé y lo vine a descubrir en los Estados Unidos. Me eligieron porque hablo inglés y puedo servir de traductor para Díaz Bancalari, a quien nadie le entiende, ni siquiera los hispanos.” Obvio, se trata de una broma y no una chicana para su jefe de bancada.
- Una cama muy especial. Antes de encontrarse con Kirchner, la senadora hizo una visita al estado de Georgia. No sólo se reunió con el ex presidente James Carter, a quien invitó a visitar El Calafate, sino que además fue invitada especialmente a alojarse en la casa del gobernador del estado, Sonny Perdue. El republicano le aclaró que el cuarto de huésped era muy especial. En esa misma cama había descansado el príncipe Felipe de España.
- Los que se quedaron con las ganas. El auditorio de la New School University donde se realizó el diálogo abierto entre Kirchner y el economista Paul Krugman quedó chico. A poco de comenzar ya no había espacio. Muchos tuvieron que contentarse con escuchar de pie. Otros, los más quisquillosos, se retiraron indignados para tomar sus computadoras y remitir mails a los organizadores quejándose por el descuido. Cosas del Primer Mundo.