EL PAíS
De Rockefeller a Mosconi
Aunque la petrolera estadounidense Esso controla el 15 por ciento del mercado argentino de combustibles, no se cuenta entre las firmas llamadas “productoras”, es decir, las que extraen el recurso natural no renovable, sino que se concentra en el refinado y la comercialización. Además de una extensa red de distribución en todo el país, posee dos destilerías, una pequeña en Bahía Blanca y la más grande en Campana, que por tamaño es la tercera del país, detrás de las que Repsol-YPF posee en La Plata y Luján de Cuyo, la segunda. Heredera de una larga tradición de explotación petrolera, Esso es en realidad uno de los nombres de Exxon, una de las 5 firmas en que fue dividida en 1911 la Standard Oil, fundada por John D. Rockefeller, acusada de prácticas monopólicas. Exxon integró también las “7 hermanas”, las empresas que en 1929, luego de una competencia descarnada, decidieron dividirse el mercado mundial creando el precio internacional del Golfo de México. Argentina había quedado bajo la égida de Esso-Exxon, pero el primero de agosto de ese mismo año, el general Enrique Mosconi reservó para el Estado nacional la fijación de los precios internos, potestad que conservaría hasta los decretos desregulatorios firmados por Carlos Menem en 1991.