EL PAíS › OPINION

Operaciones golpistas

Por Claudio Lozano*

El envío de tropas a Haití modifica, diametralmente, los principios de no injerencia y autodeterminación de los pueblos, tradicionales en la política exterior argentina y abre un alarmante camino de acompañamiento, que podría habilitar a futuro el envío de tropas a otros países de la región como Colombia, Venezuela o Cuba.
La fuerza de estabilización multinacional de las Naciones Unidas tiene por objeto convalidar el orden golpista instalado en Haití. A este hecho, que de por si debiera inhibir toda participación de tropas argentinas, debe agregársele la falacia sostenida respecto a que la situación haitiana pone en peligro la paz de la región. Se trata de una histórica confusión entre los intereses domésticos de Estados Unidos (afectados por la fuga de haitianos desesperados hacia sus playas) y lo que supone la verdadera discusión de los intereses regionales. En este sentido, no hay ningún interés nacional ni regional que justifique poner en riesgo vidas y bienes argentinos. Lejos de ello, las fuerzas armadas cumplirán un triste papel de guardacostas del interés norteamericano.
Hoy, el 80 por ciento de los haitianos vive en situación de pobreza. El ingreso per cápita ronda los 400 dólares anuales. La esperanza de vida promedia los 51 años. El analfabetismo alcanza al 50 por ciento de los mayores de 15 años: el 64 por ciento vive en el campo, sin electricidad, ni agua potable y existen sólo 110.000 empleos no agrícolas, lo que determina el trabajo informal para el 90 por ciento de la población económicamente activa urbana.
En un país que apenas supera los 8 millones de habitantes, el peso de una deuda externa de U$S 2000 millones ahoga toda posibilidad de redistribución y crecimiento, sobre todo cuando el 45 por ciento de dicha deuda es relativamente reciente (gestión Duvalier).
Si se toma nota de que en el ejercicio 1995-996 Haití pagó 800 millones de su moneda local en concepto de servicios de deuda externa, mientras destinó apenas 12 millones al “desarrollo” del sector agrícola o que, respondiendo a las imposiciones del FMI, aplicó una política de ajuste estructural que redujo de manera dramática el gasto social (reducción al 25 por ciento en las partidas de salud del sector rural y destrucción del sistema de educación pública), se confirma cuál es el verdadero problema.
Por los acuerdos internacionales firmados y por su propia historia en materia internacional, la Argentina no debe enviar tropas a Haití
Si puede y debe comprometerse en un proceso de mediación y de ayuda humanitaria, que se dé en paralelo con otro de articulación regional para impulsar la urgente demanda de establecimiento de condiciones de equidad y justicia al interior de Haití.
Proceso que deberá articular su continuidad en la búsqueda del restablecimiento de dichas condiciones en toda la región.
* Diputado nacional y miembro de la mesa nacional de la CTA.

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