EL PAíS › DESDE LOS SECUESTROS HASTA LAS HORAS EXTRA

La mira sobre la corrupción

Por R.K.

Uno de los grandes problemas observados por los funcionarios del Ministerio de Seguridad es –como ya se sabe– el elevado nivel de corrupción en la Bonaerense. Existe –como en las demás policías– el conocido acuerdo económico con quioscos de drogas, boliches, juego clandestino y en muchos casos hasta con desarmaderos de autos, lo que equivale a una alianza con quienes roban coches y secuestradores. Al mismo tiempo, hay un permanente “arreglo” con delincuentes, lo que significa que cuando alguien es sorprendido robando a mano armada, le cobran para dejarlo en libertad o, al menos, para hacer desaparecer el arma, lo que equivale a rebajar fuertemente el delito cometido.
Respecto de los secuestros, hay una extendida sospecha sobre la existencia de zonas liberadas. Uno de los secuestradores más conocidos, Maximiliano “Pacho” Peñaflor, hoy detenido, sostiene que cuando caían presos junto a su socio, Cristian “Hígado” Muñoz, “cortaban boleto”, o sea pagaban una coima para salir en libertad desde la misma comisaría que los detuvo. En Bella Vista, por ejemplo, afirman que pagaron 35 mil pesos. Más grave todavía fue el caso del sargento primero Orlando Zardán, de Tigre, detenido hace dos semanas con dinero judicialmente marcado porque fue parte del rescate pagado por un ex gerente del Banco Provincia de apellido Rímolo. En el caso Blumberg hay hoy tres policías procesados, dos federales por ocultarle información al fiscal y un bonaerense por no responder a los llamados de los vecinos en el momento en que Axel logró escaparse.
Sin embargo, además de estos casos, hay incluso un sistema de robo de los jefes a los subordinados. En el Ministerio de Seguridad bonaerense dicen que si los efectivos cobraran todas las horas extra que figuran en las planillas oficiales, no habría policía que gane menos de 1200 pesos mensuales. Sucede que se pasan horas extra (Cores) que no se hacen y, además, una parte le queda al comisario para que siga dando la posibilidad de hacer y cobrar al menos parte de las horas extra. Todo el sistema termina en un desastre: policías agotados porque trabajan demasiadas horas y comisarios que se enriquecen con la trampa.
A esto hay que agregar otra maniobra que los hombres de Arslanian vieron claramente en San Isidro. Se les adjudican verdaderas guardias particulares a algunas empresas y empresarios, se las cobran en negro, y se utiliza a personal en horario de servicio. En esta trampa fueron sorprendidos numerosos oficiales, lo que motivó el desplazamiento de la mayoría de los últimos 37 hombres –hay un total de 2 mil efectivos en San Isidro– declarados prescindibles. No es casual que 20 de los 24 foros de seguridad de Vicente López, Tigre, San Fernando y San Isidro no hayan objetado esos desplazamientos. Sucede que buena parte de las denuncias fue realizada por los mismos foros, y los cuatro que se opusieron públicamente en verdad abogaron por tres o cuatro oficiales: los comisarios Miguel Angel Provenzano y Fernando Lentini, y el subcomisario Carlos Cosnard.
La alternativa que se está estudiando en materia de horas extra es tercerizar el control. Esto significaría que se podrían suprimir las horas truchas, terminar con el dinero que se quedan los comisarios, elevar el sueldo de los que hacen las guardias y, por esa vía, reducir a esos efectivos las horas que trabajan. Hoy por hoy no está claro cómo se haría esa tercerización ni a quién se asignaría, pero en La Plata están convencidos de que no puede sobrevivir una fuerza en la que un oficial le roba a un subalterno. Según trascendió, existe incluso un informe en el que se da cuenta de que para gestionarle la pensión a la viuda de un policía caído existió el cobro de un peaje.

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