EL PAíS › LAVAGNA QUIERE QUE BUSH “PONGA ORDEN” EN EL FMI
Gestos y acciones interesados
Por Maximiliano Montenegro
Los gestos y acciones oficiales a pedido de Washington (desde el apoyo a la candidatura de Paul Wolfowitz como nuevo titular del Banco Mundial hasta la aprobación de leyes contra el terrorismo), evidenciados en los últimos días, tal vez hayan tomado por sorpresa a quienes imaginan al presidente Kirchner liderando, junto a Lula y a Chávez, el proyecto de la unidad sudamericana. Sin embargo, en el equipo económico no sólo no reniegan de dicho alineamiento sino que lo consideran absolutamente necesario para encarrilar las negociaciones con el Fondo Monetario. Más allá de la retórica “independentista”, la Argentina debe refinanciar este año unos 5 mil millones de dólares con los organismos internacionales.
En la Rosada especulan con que un guiño de la administración Bush podría, además, llegar a destrabar el canje de la deuda, frenado a la espera de una decisión de la Corte de Apelaciones de Nueva York. En Economía, en cambio, dicen que ésas son lucubraciones de funcionarios que no entienden que los jueces en Estados Unidos no escriben los fallos en una servilleta. Pero aún así confían en que la Corte ratificará la decisión del juez Griesa de desbloquear los bonos depositados en el Banco de Nueva York.
Lavagna cree que hoy el FMI está a la deriva, sujeto a los tironeos de los países del G-7, y que esa situación puede resultar muy peligrosa para la Argentina. “El accionista mayoritario (Estados Unidos) no está asumiendo la conducción”, se queja.
Esta semana, el ministro recibió una desagradable muestra en ese sentido. El Fondo emitió un comunicado en el que afirmaba que el organismo no podía realizar acuerdos con países que se mantuvieran en cesación de pagos y reclamaba una solución de “buena fe” para los acreedores privados que quedaron fuera del canje, con bonos por unos 20 mil millones de dólares. Esa misiva se contradecía con las declaraciones de la semana pasada del vocero Thomas Dawson, quien había declarado que el FMI no solicitaría una reapertura del canje y que ése era un problema entre el gobierno argentino y sus acreedores.
“Después del éxito del canje, Japón, Italia y Alemania presionan cada uno por su lado para castigarnos en el board del Fondo. Si Estados Unidos no pone orden, todos las semanas nos pueden tirar con algo”, aseguran en Economía. A la rebelión en el G-7 se le suma que Lavagna perdió la línea directa que mantenía con el Tesoro norteamericano. El subsecretario del Tesoro, John Taylor, quien presentó su renuncia días atrás, era el funcionario de la administración Bush más cercano a la política argentina, y el que tendió una mano, primero a Duhalde y después a Kirchner, para encauzar las negociaciones con el Fondo después del default.
En los próximos días partirán a Europa funcionarios del equipo económico para recomponer relaciones con los gobiernos del G-7 que más se opusieron a la quita ofrecida por la Argentina a los bonistas. Pero Lavagna apuesta a que sea la Casa Blanca (primus inter pares en el G-7) la que se encargue de saldar la discusión.
En cuanto a los gestos hacia Washington, que hoy busca por todos los medios aislar de Hugo Chávez en la región, en Economía aseguran que no hay que dramatizar. “Mientras Chávez les venda petróleo, no habrá problemas. Además, Estados Unidos nunca bombardeó a un país donde está McDonald’s”, ironizó un funcionario.