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Rivalidad histórica
La presunta venganza de un grupo de Santa Fe contra sus coterráneos rosarinos –que se planteó como uno de los principales motivos de la masacre– lejos de ser un hecho aislado se enmarca en un conflicto con raíces históricas, sociales y culturales. En una provincia donde el sur, a diferencia de los usuales caprichos de la geopolítica, siempre le llevó la delantera al norte, las ciudades de Santa Fe y Rosario se revelan como íntimas enemigas. La “linda”, la “porteña”, la “gringa”, Rosario se caracterizó a comienzos del siglo XX por un gran desarrollo económico y una intensa vida cultural, que comenzaron a trazar una frontera imborrable entre las dos ciudades que atraviesa el río Paraná. Historiadores y politólogos discuten los orígenes y efectos del fenómeno que, en vez de disiparse, parece haberse acentuado en los últimos años.
Para la historiadora Alicia Megías, las diferencias entre las dos ciudades se plantean con la posterior fundación de Rosario. “Santa Fe es una ciudad colonial. En cambio, Rosario recién comienza a constituirse en 1852, gracias a una fuerte corriente de inmigrantes italianos que deciden instalarse allí por la riqueza de la tierra. Esto le da un impulso económico marcado por el crecimiento de la industria y una gran demanda de mano de obra. De esta forma se consolidan en un mismo espacio geográfico dos bloques regionales con dos ciudades cabeceras que compiten por un liderazgo administrativo y financiero.”
La disputa llegó el año pasado a la Legislatura provincial con el impulso que busca darle el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, al proyecto de autonomía municipal. Según explica el politólogo Hugo Quiroga, la medida, que tendría un alcance institucional, político y económico, “le significaría a Rosario la posibilidad de consolidar su propio desarrollo, ya que no sólo podría fijar sus propias autoridades y sistema de gobierno, sino también manejaría su propio presupuesto”.
Pero la confrontación no sólo tiene alcances políticos. Se reproduce diariamente entre rosarinos, que acusan a los vecinos por vivir de una “burocracia desmedida” y un “excesivo paternalismo del Estado”, y santafesinos que rechazan “los aires de Capital que tienen en el sur”. “Son dos sociedades completamente distintas. La ciudad de Santa Fe conserva sus rasgos como colonia española, es más conservadora. En Rosario no hay capas aristocráticas. Es una ciudad con raíces liberales, heredera del fuerte movimiento migratorio”, explica Anahí Fernández, docente de Derecho en la Universidad de Rosario sobre la histórica rivalidad.
Informe: Carolina Keve.