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Carlos Santamaría, Eduardo Ruiz y César Gerez son vendedores de garrapiñada. Fueron a la movilización con sus carritos y luego se alejaron dos cuadras de la Legislatura. Compraron pan y fiambre en el almacén de Bolívar y Moreno y se sentaron a comer en la vereda. Allí los detuvieron. La policía los acusó de haber arrojado piedras contra el edificio y los efectivos de Infantería.
Adolfo Sánchez (desocupado, casado, con dos chicos) niega haber participado de la protesta. Sostiene que fue al centro a acompañar a la madre a hacer un trámite. Se pararon a mirar la protesta y un policía lo detuvo. El agente dijo que lo había escuchado cuando decía a otra persona “le di en la cabeza con un ladrillo”. Aunque la jueza sostuvo al procesarlo que aparece en los videos con la cara tapada y de campera verde grisácea, él sostiene que fue confundido. Los peritos de la Federal concluyeron que en realidad en las imágenes Sánchez no pudo ser identificado.
A Antonio Medina lo detuvieron a las 7 y 20 de la tarde en la entrada del subte de la línea E. El policía que lo arrestó dijo que “llevaba una especie de tamboril” y que horas antes lo había visto arrojando proyectiles al edificio. Contra los demás las acusaciones son similares. En tres o cuatro casos hay fotos en los que se los vería tirando piedras, aunque el grueso de las acusaciones están basadas en dichos del personal policial.