EL PAíS › EMPRESARIOS DE IDEA ENTRE LA POLITICA Y LA RENTA

El bolsillo lleno pudo más

 Por David Cufré

Las empresas más poderosas del país quedaron enredadas en una pelea con el Gobierno que no buscaron, pero que no pudieron evitar. La convicción para salir en defensa de sus altos niveles de rentabilidad fue más fuerte que su interés por mantener una buena relación con el Poder Ejecutivo, lograda con esfuerzo después de un arranque con recelos mutuos. Nadie quería una confrontación con Néstor Kirchner y harán lo posible por diluirla cuanto antes, pero el temor a verse forzados a conceder aumentos salariales mayores a los que están dispuestos a dar los llevó a agitar el fantasma de la inflación. La experiencia de los últimos dos años los desmiente.
El Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) es la expresión más químicamente pura del establishment local. Sus apoyos y rechazos políticos de la última década así lo reflejan. En el Coloquio de 1995, por ejemplo, recibieron con una ovación de medio minuto, con gritos de “bravo” incluidos, al entonces ministro Domingo Cavallo. Dos años después, cuando el mediterráneo ya había cortado su relación con el menemismo y lideraba su propio partido, los empresarios lo destacaron como “el político más confiable”.
En las conclusiones del Coloquio de 1998, los dirigentes de IDEA manifestaron su oposición –por blanda– de la reforma laboral votada ese año en el Congreso y reclamaron la sanción de una nueva ley, que incluyera la eliminación de las indemnizaciones por despido. Un año después, Ricardo López Murphy pidió desde esa tribuna que “se prepare a la gente para el ajuste del 2000”. También expuso algunas de las ideas respaldadas por la entidad. Pidió “arancelar las universidades públicas”, que “las provincias hagan el ajuste sin ayuda de la Nación” y que “la edad jubilatoria de las mujeres se equipare con la de los hombres”.
En 2000, Juan Navarro, del Grupo Exxel, dijo que “lo mejor que tiene este gobierno (el de la Alianza) es su equipo económico. Machinea es excepcional, está resolviendo en seis meses todos los problemas heredados”. En la reunión de noviembre de 2001 el clima ya era distinto: se preparaban para lo peor. Encima, los empresarios se molestaron con Cavallo porque faltó al Coloquio, al que sí se presentó su ayudante de otros tiempos, Juan José Llach. El economista manifestó a menos de un mes del corralito que “el país ha comenzado a transitar un camino de crecimiento basado en una estrategia de aumento de exportaciones”.
Durante la administración de Eduardo Duhalde, IDEA advirtió que la reactivación no era más que un “veranito”. Ya en 2003, con Kirchner recién asumido, el diálogo con el Gobierno era casi nulo. Esa situación cambió en 2004 y nadie esperaba esta pelea actual, pero el bolsillo pudo más que la razón.

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