ESPECTáCULOS › ENTREVISTA CON EL MUSICO CATALAN ALBERT PLA
Vuelve el maldito preferido
Artista de culto aquí, cuenta por qué sus viajes a la Argentina son la excusa para tomarse un año sabático de España.
Por Martín Pérez
Cuando vino por primera vez a actuar en Buenos Aires, invitado por Andy Chango, además de ser prácticamente un artista desconocido en la Argentina, Albert Pla llevaba casi un lustro sin editar disco alguno en España. Su carrera de cantautor maldito había desembocado en un falso disco en vivo en el que se ponía al día luego de la censura de su propia discográfica, y luego se había ido a vivir a Brasil por dos años. “Siempre hice esas cosas”, recuerda Pla, sentado en un bar de Palermo, disfrutando del regreso a un Buenos Aires lleno de amigos conocidos en los varios viajes realizados desde aquella lejana visita. “Por ejemplo, cuando pasé a cantar en castellano luego de mis dos primeros discos en catalán, antes me fui un año a vivir a Guatemala. Siempre he ido organizando mi vida para que fuese así, para poder vivir y no hacer nada, que es lo que más me gusta.”
Para ser un tipo que vive sin hacer nada, Albert Pla ha sido demasiado prolífico desde aquel primer desembarco porteño. Siempre en España, claro... ya que aquí no se ha editado oficialmente ninguno de sus discos. Si en los primeros tres lustros de su carrera editó apenas cinco álbumes, dos en catalán y tres en español, coincidiendo con aquel viaje porteño iniciático editó un disco con canciones de cuna en catalán que desorientó por completo a la prensa española, que no sabía muy bien qué hacer con su maldito preferido cantándoles a los bebés. Y luego ha editado un álbum doble, con un título más apropiado a lo que se espera de él, Canciones de amor y droga, que incluye un disco en catalán y otro en español. A lo que habría que agregarle la edición de dos dvd’s, uno correspondiente a su último disco, dirigido por el catalán Cesc Gay. Y otro con Supone Fonollosa, aquel espectáculo con el que se reinventó a mediados de los noventa, dirigido por David Trueba. No sólo eso: también ha publicado El hombre que nos roba las novias (Lumen, 2004), un cancionero con las letras de sus temas recopilado y prologado por José María Gómez, uno de los integrantes de aquel jurado que, al premiarlo en 1988, lo hizo empezar en esto de la canción.
“Así dicho parece como si me hubiese esmerado, ¿no?”, concede Albert. “La verdad que yo siempre digo que trabajo mucho, ¡y ya lo ves! Pero en realidad es todo muy tranquilo. Eso sí, si me obligaran, si me tuviese que poner a hacer todo lo que llevo hecho pero sin haberlo hecho, no me alcanzarían ni doscientos años... ¡sería imposible! Pero a mi ritmo, siempre hay cosas para hacer... y me divierte hacerlas.” Ahora bien, Pla se niega a conceder que desde que vino por primera vez a Buenos Aires su carrera haya cambiado de alguna manera... siquiera prolífica. “Simplemente venimos, y cada año agregamos una ciudad más”, cuenta Albert, que comienza hoy en La Trastienda, y luego viajará a Montevideo, Córdoba y Rosario. Para Pla, estos viajes a la Argentina son la excusa para tomarse un año sabático de España. “No voy a volver a tocar allí hasta el año que viene”, explica. Y respecto del aumento de su producción discográfica también tiene una explicación mucho más casual: “No sé, el disco doble era un disco solo, en realidad. Era sólo el disco en catalán. Lo grabamos en veinte días, pero como me aburría mientras lo hacíamos, me metí en otro estudio a juguetear, a ver si hacía un par de extras... ¡y me salió otro disco más!”.
Albert Pla no es un tipo fácil de entrevistar, es cierto. Pero tampoco es el personaje hermético que suelen describir los periodistas españoles. Ni tampoco el Leo Maslíah que suele describir su jefa de prensa (por cierto, Pla se confiesa fanático de Maslíah). Como alguna vez escribió su amigo Chango, “Albert no sólo no es maldito, sino que resulta entrañable, sabio, paciente y educado”. Es verdad que les escapa a las definiciones precisas y trata de no responder a ninguna pregunta directa, pero con las sucesivas visitas porteñas, su actitud se ha ido suavizando un poco. ¡Si hasta ha accedido a dedicar un día entero a dejarse entrevistar por periodistas locales! Eso sí: su rostro de alegría al darse cuenta que semejante jornada había terminado, fue más que elocuente.
Aunque no sea el espectáculo casi teatral que presentó últimamente en España, Matacerdos –tal el título de lo que viene a presentar en Buenos Aires– se diferencia en una cosa respecto de sus últimas visitas: ya no son dos en el escenario, sino tres. “La última vez vine con ellos, pero sólo a ver cómo era la cosa”, cuenta Judit Farrés, tecladista y DJ (y responsable de los arreglos de Canciones de amor y droga), que se suma a un equipo integrado también por el ya habitual Diego Cortés. Uno de los momentos nuevos del show es un tema que dura casi media hora, que Pla asegura haber intentado hacer en catalán, pero que finalmente optó por hacerlo en castellano para divertirse más. “Porque a veces siento que componer en catalán es tan sencillo que me digo: ¿para qué? Mientras que con el castellano siempre descubro cosas, porque no es mi lengua.”
Además de componer canciones, Albert confiesa que últimamente ha estado haciendo películas en su computadora, que lleva consigo a todas partes. Pero aún no sabe qué hacer con ellas. “Tengo un amigo director de cine que me dice que le gustaría hacer canciones, que mira las películas como si fueran canciones. Yo lo hago al revés: miro mis canciones como si fuesen películas”, asegura Pla, que está coqueteando con la posibilidad de participar del próximo largometraje de Cesc Gay, el director de películas tan celebradas como Krámpack y En la ciudad. “Hay un papel en ella que aún estamos viendo si lo hacemos o no. Pero como su montador también es parte de mi equipo, todo queda en familia.”
A la hora de hablar de su futuro inmediato, Pla vuelve a comentar un proyecto que hace tiempo tiene en mente: el de un álbum en el que recorra toda su carrera. En realidad se lo ha propuesto a su discográfica, como para liberarse de su contrato, y como era de esperar ellos se han mostrado encantados con la idea. “La cosa discográfica allá está muy oscura, así que se me ocurrió hacer algo así para sacármelos de encima”, explica. “Cuando he dicho que quería hacer un compilatorio con invitados, han flipado de contentos y empezaron a mencionar a Joaquín Sabina o Serrat, y les he parado el carro, asustado”, bromea Pla. “Va a ser un compilatorio en directo, y en él van a estar los mejores: Carles Benavent, Tino de Gerardo, Quimi Portet, Jorge Pardo, Kitflus”, enumera Albert, mencionando prácticamente a un seleccionado de lo mejor de la música popular catalana. Muchos de ellos ya aparecían en aquel lejano primer álbum en castellano, No sólo de rumba vive el hombre. Se nota que Pla, como saben quienes lo conocen, es un hombre de ideas fijas. Atrevidas, claro. Y también pacientes y sabias, como sus canciones.