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La fama de Salamanca, una ciudad de 160 mil habitantes ubicada en la provincia de Castilla y León, se debe en gran medida a su universidad, fundada en el siglo XIII, la más antigua de España y de las más prestigiosas de Europa. La fachada de la universidad, labrada en el complejo estilo plateresco, es la postal más conocida. Ayer, el entretenimiento de los periodistas fue el mismo de los estudiantes en su primer día de clase: encontrar la rana de la buena suerte esculpida en una de sus columnas.

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Por las aulas del histórico establecimiento pasaron escritores como Fray Luis de León, Calderón de la Barca y Miguel de Cervantes. Ayer, Kirch-
ner leyó la plaqueta ubicada en el hall de entrada del edificio que recuerda que allí estudió Manuel Belgrano, “el creador de la Bandera argentina”.

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Cristina Fernández de Kirchner impactó en la llegada al saludo a los reyes en el Ayuntamiento. La primera dama lució un ajustado tailleur plateado y zapatos de taco alto color marfil. Luego, junto al Presidente, saludaron desde el balcón del Ayuntamiento a la gente reunida en la Plaza Mayor, una obra maestra del estilo barroco que este año celebra su 250º aniversario. Cristina no participó más tarde de una recorrida turística que la reina Sofía compartió junto a las esposas de los presidentes.

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El presidente español José Luis Rodríguez Zapatero había prometido que la XV Cumbre Iberoamericana marcaría un antes y un después en cuanto a este tipo de reuniones, que suelen juntar a los jefes de Estado para una ronda de minúes protocolares y luego no dejan sustancia. Sin embargo, si es por el interés con que suscitó su discurso de apertura, los augurios no son los mejores. El jet lag les jugó una mala pasada a unos cuantos presidentes latinoamericanos –incluyendo a Kirchner y a Lula–, que cabecearon durante su intervención. El propio rey Juan Carlos, sentado en medio del escenario, mantuvo sus ojos cerrados durante un buen rato.

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Uno de los que presenciaron la ceremonia de apertura en el Palacio de Congreso y Exposiciones fue el ministro de Agricultura de Uruguay, José “Pepe” Mujica. En un diálogo con los periodistas argentinos, Mujica reconoció que la relación personal entre Kirchner y Tabaré Vázquez se enfrió unos cuantos grados por culpa de la instalación de las papeleras frente a la costa de Entre Ríos. “Eso es una estupidez. Hay que esperar que pasen las elecciones y seguro que el problema se arregla”, dijo Mujica, que anticipó su decisión de ir a Gualeguaychú para conversar con quienes se oponen al emplazamiento. “Por ahí me agarran a trompadas, pero yo voy”, bromeó.