Martes, 21 de febrero de 2006 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Horacio Fontova
1 En este terrorífico, lamentable, desacertado, vergonzoso juicio político, se ha llegado hasta a poner en tela de juicio en forma realmente absurda la operatividad del doctor Ibarra en su primera gestión. Esto, Vuestra Merced –si no me equivoco–, me lleva a pensar que de acuerdo con Vuestro Criterio, también sería lo correcto enjuiciar in memoriam a dirigentes fallecidos de nuestra historia local, por tales o cuales particularidades negativas de sus operaciones. Así es que yo, en Vuestro lugar, ya me abocaría a investigar, entre otras, a la gestión del doctor Illia, quien impúdicamente salía en pantuflas de la quinta de Olivos a comprar su diario los domingos por la mañana.
2 Vuestra Merced, cuál sería la respuesta a mi pregunta de: ¿por qué jamás fue tratado por sus Majestades los Legisladores el proyecto de ley del doctor Ibarra para mejorar las normas de habilitación y control de los locales? ¿Estaríais pensando en mejores proyectos? ¿O tal vez no pensabais, en absoluto?
3 ¿Qué se siente –siendo Legislador– al saber, probadamente, que el único jefe de Gobierno que cambió el sistema de habilitaciones para hacerlo más eficaz y transparente, el que llevó a cabo una limpieza y renovación de inspectores, exigiendo a la nueva camada desde títulos universitarios a la total ausencia de antecedentes penales, un jefe de Gobierno legitimado 2 (dos) veces por el voto popular (casualmente el mismo voto que lo llevó a Ud. Vuestra Merced, al lugar que ocupa) sea curiosamente sometido a juicio político?
4 ¿Cuál es el grado de omnipresencia requerido a “vuestro jefe de Gobierno ideal” para poder prever los niveles de riesgos ocasionales en todo lugar, ya sea una súbita afluencia de público que supera los límites de lo permitido, detección de pirotecnia en los bolsillos de los concurrentes, puertas que ora están abiertas, ora cerradas? ¿Cómo se castiga, Vuestra Merced, la no detección de una próxima fatalidad?
5 El dolor de ser familiar de una víctima seguramente hace que la objetividad se pierda por completo, como ocurriría conmigo de haber sido uno de ellos. Y esta falta de objetividad, Vuestra Merced, es una energía sumamente aprovechable por quienes manejan intereses ominosos, las oscuras alimañas que sólo ansían el poder.
Por lo tanto, como ciudadano, confío en su buen criterio y en su ética.
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