En una reunión que calificó de “histórica”, el presidente de Bolivia, Evo Morales, fue recibido ayer con toda cordialidad por su par saliente chileno, Ricardo Lagos, y por la socialista Michelle Bachelet, que hoy asume. Inaugurando un verdadero deshielo en las relaciones entre ambos países, siempre tensas por el tema de la salida al mar de Bolivia, Morales y Bachelet tuvieron declaraciones de amistad y optimismo.

Morales dijo que estaba “muy contento” de haberse entrevistado con “la compañera y amiga” Bachelet. La flamante presidenta dijo que “en la grata reunión” le expresó su voluntad “de fortalecer la relación” y “trabajar en una agenda bilateral”.

Morales mostró en Chile que su estrella ascendente sirvió para opacar a su amigo Hugo Chávez, hasta hace poco figura indiscutible en estos encuentros multiestelares. Evo fue figura central de un multitudinario acto-festival que se realizó en el Estadio Nacional con varios artistas chilenos, lo que evidencia el deseo de sectores de izquierda trasandinos por normalizar el vínculo con Bolivia. Hoy, Morales se reunirá con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, en lo que será su primer contacto. “Es el nuevo presidente de Bolivia y también representa el ascenso del pueblo indígena a posiciones políticas en las sociedades latinoamericanas”, arriesgó Rice como explicación al encuentro. En cambio, dijo que no estaba en sus planes mantener ningún tête à tête con Chávez.

De nuevo en el hotel luego del acto, Morales supo de la presencia de Kirchner y quiso saludarlo por la muerte de los militares en el accidente aéreo. “¿Se sabe algo más de lo que pasó?”, preguntó Kirchner luego de que Evo le transmitiera sus condolencias. Morales no estaba muy al tanto de los pormenores de la investigación, así que fue el canciller Jorge Taiana quien se encargó de explicar los detalles del suceso. Con palmadas en la espalda y en los hombros, Kirchner llevó a Evo a otros temas más placenteros. Por ejemplo, la posibilidad de encontrarse en Jujuy para inaugurar un nuevo puente fronterizo. Le preguntó cómo sobrellevaba el inicio de su gestión. “Los primeros días son los más difíciles”, explicó Kirchner, ya con casi tres años de mandato. Después le hizo algunas bromas sobre el conflicto que tiene con Estados Unidos porque se niega a devolverle unas armas que el gobierno de Bush reclama, dado que sostiene que no las utilizará para su objetivo. “Me enteré que te estás por agarrar a tiros. Es que son muy duros”, le dijo Kirchner a Morales. “Capaz que primero los agarro a tiros yo”, siguió. El argentino despidió a su colega con un cariñoso “llamame cualquier cosa que necesites. Ya sabés que en la Argentina tenés un amigo. Bueno, uno no, cuarenta millones de amigos tenés allá”.

Con gesto tímido, Morales saludó a quienes se encontraban junto al Presidente y volvió a su habitación, respondiendo algunas preguntas al paso. “Quería saludar a Kirchner porque fue muy doloroso lo que sucedió con esos militares”, respondió.

–Pero charlaron bastante. ¿Pudieron hablar del gas? –le preguntaron.

–Eso es para otro momento –dijo.