Jueves, 21 de septiembre de 2006 | Hoy
EL PAíS › DE VIDO Y ALBERTO FERNANDEZ CON TOM SHANNON
Por F. C.
Desde Nueva York
En un gesto que el Gobierno interpretó como “de acercamiento”, el funcionario del Departamento de Estado para América latina, Tom Shannon, se reunió con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro de Planificación, Julio De Vido. Shannon manifestó allí el deseo de la Casa Blanca de tener “la mejor relación” con la Argentina y se interesó por el deseo manifestado por el presidente Néstor Kirchner de atraer inversiones norteamericanas. El funcionario anticipó que en breve piensa retomar su agenda de viajes por la región.
Shannon se mostró muy activo durante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Se lo pudo ver recorriendo los pasillos y conversando con los delegados de los países latinoamericanos interesados en mantener contacto. Pero en la delegación argentina nadie se había mostrado inclinado a estrechar vínculos con la Casa Blanca. Incluso, Kirchner faltó a la cena que ofrece el día inaugural George Bush a los jefes de Estado que viajan al cónclave, lo que pudo ser interpretado como una toma de distancia con una administración con la que tiene cada vez menos en común y, para peor, comienza a recorrer su último tramo.
Tal vez fue esa distancia la que intentó acortar Shannon al pedir y obtener rápidamente un encuentro con los funcionarios argentinos. También fue un gesto de Kirchner enviar a la reunión a Fernández y a De Vido, quizá sus dos funcionarios más importantes. “Fue realmente una muy buena reunión, en la que Shannon nos transmitió la voluntad de su gobierno de tener la mejor relación con la Argentina y el parecer de los empresarios estadounidenses sobre la actualidad de nuestro país”, resumió luego el jefe de Gabinete.
En una amplia mirada sobre el encuentro realizado en las oficinas de la misión argentina en la ONU –en el piso 25 del edificio One UN Plaza, de generosos ventanales que ofrecen una espectacular vista del East River y el perfil de Queens–, Fernández contó que también repasaron “aspectos de la política argentina y de América latina”.
En ese sentido, no sería raro que hubieran hablado del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, una de las obsesiones de Washington. Unas horas antes que Kirchner, Chávez pronunció un discurso divertido pero criticado por lo bajo por funcionarios argentinos. “Montó un show, eso es poco serio para un escenario de la importancia de las Naciones Unidas”, sostenían. El venezolano calificó a George Bush como “el diablo”, dijo que el recinto “todavía huele a azufre”, abrió un libro y se persignó varias veces.
No obstante, en la Cancillería aseguraban que el voto argentino a favor de Venezuela para que ocupe a partir del año próximo un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estaba resuelto y no podía modificarse.
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