Luis Gerez habría declarado ante la fiscal Andrea Palacios que los sujetos que lo secuestraron eran una especie de mano de obra de la operación, sin formación política ni interés político en lo que estaban haciendo. “Fue como por encargo”, explicó. Según los datos que aportó en su testimonio, haciendo un cálculo entre el momento en que lo subieron a un auto para liberarlo y el momento en el que lo tiraron del vehículo, medió muy poco tiempo y por lo tanto se estima que la casa-galpón en la que lo tuvieron cautivo está en un radio de diez kilómetros a la redonda del lugar de Garín donde apareció el viernes. Hasta el sábado a las 20 se hicieron numerosos operativos en la zona, pero no se dio con la casa-galpón. Recién hoy se volverían a hacer allanamientos.

“Pese a que lo tuvieron siempre con una capucha puesta, Gerez pudo describir algunas cosas –le dijeron a Página/12 fuentes de la investigación–. Por ejemplo, describió bastante bien el galpón donde lo tuvieron. En principio usaron una especie de grilletes para sujetarle las manos y los pies y la pericia médica confirma que los rastros que tiene se corresponden con más de 24 horas de compresión en las muñecas y tobillos.

–¿Lo tuvieron en una cama o en una silla? –preguntó este diario.

–No, directamente en el piso. Además, no le dieron nada de comer en las 48 horas en que lo tuvieron cautivo.

–¿Qué preguntas le hicieron? ¿De qué le hablaban?

–Según su testimonio era gente de bajo nivel intelectual. Los ejecutores no tenían mucha idea de lo que estaban haciendo desde el punto de vista político. La impresión es que actuaron por encargo. Lo concreto es que Gerez dice que era un grupo muy poco organizado.

Según dijeron a Página/12 allegados a Gerez, efectivamente en la operación del secuestro participaron sujetos cuyo perfil más bien es el de matones o delincuentes comunes. Sin embargo, esas mismas fuentes aseguran que en un determinado momento llegaron otras personas que sí hicieron afirmaciones y preguntas políticas. Los allegados a Gerez dijeron que, por orden de la fiscalía, no podían revelar el tenor de los dichos de esos sujetos.

–¿Por qué razón no apareció ni un testigo que haya visto el momento del secuestro? –insistió este diario.

–Mire, hay dos posibilidades. La primera es que tengan miedo de declarar. Eso no es inhabitual, más aún si tomamos en cuenta la repercusión inmediata que tuvo el caso. Por otra parte, no podemos desconocer que hoy en día hay gente que le tiene miedo a la policía, de manera que ése también es un factor que explica lo que usted pregunta. La otra alternativa es que, efectivamente, nadie haya visto nada. Tenemos ese cuadro de situación en el caso de Jorge Julio López y es obvio que a esta altura nadie duda de que lo secuestraron.

–Sin embargo, el propio Gerez dice que lo subieron a un auto y parece extraño que nadie haya visto un vehículo parado, esperando que Gerez saliera de la casa en la que estaba.

–La verdad es que tenemos un par de testimonios referidos a autos extraños parados en los alrededores de la casa de Jorge Altamirano, de la que salió Gerez. Por ahora no pudimos detectar esos vehículos. Estamos chequeando.

–¿Cómo es posible que no hayan podido encontrar el lugar de cautiverio sabiendo que está en un radio de diez kilómetros de donde apareció Gerez?

–El lugar se va a encontrar –dijo el investigador–. Tarde o temprano lo vamos a encontrar. Igual, no crea que es tan fácil detectarlo en 48 horas. Diez kilómetros a la redonda, en dirección a Capital, al río o a Pilar, estamos hablando de un territorio grande. Y, además, hay bastantes zonas no pobladas y forestadas.