Viernes, 19 de enero de 2007 | Hoy
El Presidente viajará el 20 de febrero a Venezuela para inaugurar un emprendimiento de Pdvsa y Enarsa. Chávez aclaró que las empresas que cumplen “función social” en su país no serán estatizadas. Y que es diferente el capital norteamericano que el latinoamericano.
Por N. V.
Desde Río de Janeiro
“Estamos cada día más amigos con Néstor; el 20 de febrero viene a Caracas porque empezamos la explotación de la cuenca del Orinoco entre Pdvsa y Enarsa.” El locuaz presidente de Venezuela, Hugo Chávez, salió de la reunión bilateral con su par argentino Néstor (Kirchner), apurado para asistir a la cena de mandatarios en el Palacio de Itamaraty. Pero, apenas se lo saluda, se detiene y responde ante el estupor de los innumerables agentes de seguridad que no pueden controlar a los escurridizos cronistas y menos la verborragia del caribeño. “El Mercosur está fortalecido como lo está el eje Caracas-Buenos Aires, perdón Caracas-Brasilia-Buenos Aires”, se corrige. “Las empresas que cumplen con la función social que prevé la ley venezolana no serán afectadas por la estatización. Una cosa es el capital norteamericano que explotó a nuestros pueblos y otro el capital latinoamericano”, precisó el venezolano, aprovechando cada micrófono para fijar posición.
Kirchner llegó al encuentro con Chávez acompañado por su esposa, la senadora Cristina Fernández, el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el canciller Jorge Taiana. El venezolano fue flanqueado sólo por su canciller Nicolás Maduro. “La Argentina está agradecida con Chávez. Desde que nos vendió gasoil para paliar la crisis, el intercambio comercial se sextuplicó: pasamos de poco más de 100 millones a 650 millones de dólares entre 2003 y 2006. Le estamos vendiendo bienes de capital y es un socio más que confiable”, remarcaron en la delegación argentina.
Parado en las alfombradas escalinatas del Copacabana Palace, Chávez destacó el convenio bilateral que acababa de firmar con la Argentina para comprar 155 millones de dólares en maquinarias agrícolas. Se trata de la continuidad del acuerdo sellado en la Cumbre de Mar del Plata de 2005 por un monto total de 500 millones en cinco años, que ya tuvo un primer tramo de 114 millones y ahora se efectivizará el segundo. A Venezuela le interesa la alternativa de diversificar su producción expandiéndose hacia el mercado agrícola, y a la Argentina ampliar las ventas priorizando pequeñas y medianas empresas.
–¿Avanzan los acuerdos energéticos con el ministro De Vido? –le preguntó un cronista.
–¿Tú no has visto la sonrisa de Julio? –redobló Chávez, a sabiendas de la estrecha relación que ha tejido con el titular de Planificación.
–¿Algunos plantearon preocupación porque las medidas de estatización que promueve podrían afectar a empresas argentinas en Venezuela?
–¿Quién está preocupado? –desafió y aclaró–. Estatizamos las empresas de telecomunicaciones, las de energía que no cumplieron con su función social. Eran empresas privatizadas de capital norteamericano que explotan a nuestros pueblos. Otra cosa es el capital latinoamericano.
Más cauteloso que de costumbre, el venezolano no quiso avanzar sobre su propuesta de “reformatear” el Mercosur que había anticipado en la asunción de su par de Ecuador, Rafael Correa. “Es un tema que se analizará mañana (por hoy). La decisión es fortalecer el mercado común”, señaló.
Para entonces, las miradas de los agentes de seguridad se habían transformado en dardos. Chávez cerró la improvisada rueda de prensa sin defraudar: “Me voy a la cena. Dijeron que van a estar las chicas de Mangueira. La otra vez las vi y sudé frío”.
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