El titular de la Ctera y de la CTA, Hugo Yasky, no duda en comparar la represión policial de Neuquén con el accionar de las dictaduras. En diálogo con este diario señaló que el paro nacional docente convocado para el próximo lunes será una reafirmación de la democracia. Critica a los gobernadores que manejan sus provincias como un feudo y que con salarios básicos quieren disciplinar a los trabajadores estatales.

–¿Por qué un paro nacional?

–Se traspasó el límite democrático. No se garantizó el derecho de los trabajadores a reclamar. Jorge Sobisch ordenó una represión que tuvo actos brutales, instaló elementos de civil con armas largas que dispararon a mansalva reviviendo la metodología autoritaria que en este país cobró centenares de víctimas fatales. Sobisch equipara la legítima demanda con un delito en el que pone en juego la vida de los manifestantes. Esto no lo podemos permitir. El gobernador Sobisch se ufana de controlar con mano dura las demandas sociales y disciplinar a los trabajadores. Nuestro repudio se extiende al gobernador salteño Juan Carlos Romero.

–¿Cuál es el punto que une el reclamo docente en ambas provincias?

–La discusión salarial docente es una suerte de paritaria encastrada. Primero se define el piso salarial. En ese punto hemos tenido la conquista del financiamiento educativo. Antes cada provincia definía su piso. La segunda etapa de este conflicto es la discusión del sueldo básico. Por eso el reclamo de la eliminación de las sumas en negro.

–Las provincias argumentan que no pueden hacer frente al salario inicial de 1040 pesos.

–El salario inicial de 1040 pesos fue un planteo y una conquista de Ctera. No tiene explicación que ese logro no se correspondiera con el aumento del salario básico. El salario docente fue la gran variable de ajuste de los presupuestos provinciales durante los ’90. Si hay una provincia que no carece de recursos ésa es Neuquén. La relación de ingreso per cápita por habitante es la más alta del país. Sobisch está inhabilitado para decir que no tiene recursos. Sucede que muchos mandatarios feudalizaron sus provincias con un básico bajo, con un presentismo alto con el que intentan disciplinar a los docentes, y con fuertes medidas de control policial.

–El mismo análisis le cabe a Santa Cruz.

–Sí, pero hablo de Neuquén porque condeno la represión. Si hablamos de la lógica, a Santa Cruz le cabe las generales de la ley. El salario básico de Santa Cruz es el más bajo del país, tiene un presentismo alto porque situar el salario docente en la pirámide de los salarios estatales está inscripto en la cultura de la gobernabilidad de los ’90. Los hechos violentos de Santa Cruz son provocaciones de sectores autoritarios que pretenden doblegar a los docentes con el recurso de la patota. No puedo parangonar al Presidente (Néstor Kirchner) con Sobisch porque es injusto, les haría un flaco favor a los neuquinos.

–¿Cómo sigue el conflicto luego del lunes?

–La demanda salarial se alterará luego de los hechos de Neuquén. El lunes no sólo habrá un paro nacional docente sino también una jornada para repudiar la represión. Hay gobernadores que confunden orden con reclamo social y a la paz social la confunden con el silencio injusto. Será una jornada de reafirmación de la democracia.

–¿Hay instancias formales de negociación a las que piensan recurrir?

–Sobisch, al igual que Romero, alambraron sus provincias como un feudo. Rechazaron toda política nacional que fijara políticas salariales. Recurrieron ante la Justicia contra la Ley de Financiamiento Educativo y la Ley Nacional de Educación. Están aferrados al esquema de la provincialización que profundizó el menemismo. En el caso de La Rioja, Santa Cruz y Tierra del Fuego, los gobiernos provinciales tendrían que convocar a sus gremios y canalizar las demandas. En Neuquén y Salta el tema es más complejo.