Jueves, 5 de abril de 2007 | Hoy
PSICOLOGíA › UN DEBATE POLITICO QUE EMPEZO EN LA DECADA DE 1920
Por Hernan Scholten *
En textos de psiquiatras como Jorge Thénon o Gregorio Bermann es posible encontrar las primeras referencias al psicoanálisis por parte de figuras de la cultura de izquierda en la Argentina. Por ejemplo, la tesis de medicina de Jorge Thénon abordaba el tema de las neurosis obsesivas, tomando como fuente las categorías freudianas. Ambos autores tuvieron correspondencia con Freud, e incluso Bermann llegó a tener una entrevista con él, en Viena, en la década de 1920. Este acercamiento temprano se corta en la década de 1940, en sintonía con la Unión Soviética, donde el psicoanálisis era condenado por Stalin como una “ciencia burguesa” y una “doctrina norteamericana”. Esta condena repercutió, con retraso, en la cultura de izquierda local, muy claramente en el caso del Partido Comunista, donde tomó la forma de un violento rechazo al psicoanálisis. En los casos de Thénon y Bermann, no sólo abandonaron el psicoanálisis, sino que formularon duras críticas contra Freud.
Se proyecta un cambio en este panorama con la publicación, en 1958, de Psicoanálisis y dialéctica materialista, de José Bleger, quien era afiliado al PC, a la vez que miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Bleger, discípulo de Enrique Pichon Rivière, buscaba examinar los “esquemas referenciales” de Freud: las fuentes y los conceptos teóricos que Freud había utilizado para construir el psicoanálisis. Al buscar los referentes conceptuales, los autores, las ideas y teorías que influyeron en Freud, Bleger discierne dos referentes principales: la física mecanicista y el evolucionismo. Pero otra cuestión muy diferente, advierte Bleger, es la práctica del psicoanálisis: allí es donde puede plantearse el acercamiento a una dialéctica en términos marxistas. La operación que lleva a cabo Bleger es, entonces, distinguir entre una teoría psicoanalítica, que está contaminada de mecanicismo y evolucionismo, que no es dialéctica sino dinámica, y, por otro lado, los aspectos del psicoanálisis acordes con la dialéctica materialista, que estarían presentes en la práctica psicoanalítica: lo que denomina la “dramática” y que ejemplifica principalmente a partir de los casos clínicos freudianos.
Para Bleger, habría que llevar a cabo una “superación del psicoanálisis”, resolver esa contradicción entre dinámica y dramática mediante una operación que tendería a desechar básicamente la teoría de las pulsiones, la idea de libido –conceptos idealistas que no serían acordes con el materialismo y la dialéctica de su práctica–, y desarrollar la dramática, los aspectos más concretos y dialécticos que tiene el psicoanálisis.
Esas formulaciones de Bleger están inspiradas en la “psicología concreta” propuesta hacia 1930 por Georges Politzer, figura importante en la historia del diálogo entre psicoanálisis y marxismo: fue un intelectual franco-húngaro, hoy bastante olvidado pero que, hasta la década de 1960, fue una figura muy emblemática en la intelectualidad de izquierda y en el campo del psicoanálisis y la psicología.
Psicoanálisis y dialéctica materialista no tuvo ninguna repercusión en la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA); ni siquiera salió una reseña del libro en la revista de la entidad, lo cual rompía una tradición de esa institución: cada vez que uno de sus miembros publicaba un libro, se hacía la correspondiente reseña en la Revista Argentina de Psicoanálisis. Hubo un total silencio, y la única reseña del libro realizada por un psicoanalista se publicó en otra revista. Dentro del Partido Comunista Argentino, se generó una polémica bastante fuerte. La Comisión de Asuntos Culturales del PC, con fuerte participación de Thénon y otros psiquiatras comunistas, terminó con el consejo a Bleger de que realizara una militancia más activa en el partido con el fin de corregir sus “desviaciones ideológicas”. Poco tiempo después, Bleger fue expulsado.
Hacia fines de la década de 1960, la recepción y difusión de las ideas de Louis Althusser –y, a través de Althusser, también las ideas de Lacan– planteó otra lectura diferente de la relación o el diálogo entre psicoanálisis y marxismo. También los efímeros grupos Documento y Plataforma –de psicoanalistas que se retiraron de la APA– se plantearon explícitamente teorizar alguna forma, por cierto ecléctica, de marxismo y psicoanálisis, pero tuvieron sus propios problemas internos que los llevaron a disolverse. Durante algunos años, y particularmente durante el corto gobierno de Perón en la década de 1970, la polémica sobre marxismo y el psicoanálisis continuó vigente en Argentina. Ya en 1975, y sin duda en 1976, con la última dictadura militar, el debate entre marxismo y psicoanálisis fue directamente clausurado.
* Docente a cargo del seminario Psicoanálisis y Marxismo en la Facultad de Psicología de la UBA. Ponencia en el panel “Psicoanálisis y marxismo. Un diálogo inconcluso”; versión completa en la revista Cuestionando desde el marxismo Nº 3.
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