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En el fallo del juez federal Gustavo Becerra Ferrer, en 1987, se afirma de Tránsito Rigatuso: “Su actuación, la de confeccionar listas y entregarlas a los organismos de seguridad, está probada”. En 1946 Tránsito Rigatuso fue presidente de la Juventud Radical y formó, desde allí, un núcleo ultraderechista llamado “Reparación Revolucionaria”. La organización reivindicaba valores militares y “la necesidad de trasladar al gobierno la autoridad del cuartel”.
Su paso a las filas del peronismo quedó perdido en la historia, que lo reencuentra como interventor de la Escuela Manuel Belgrano, dependiente de la Universidad de Córdoba. Allí su tristemente célebre gestión dio paso a la intervención militar, en cuyo transcurso ocurrió la muerte de un alumno y la desaparición de más de diez. Durante la dictadura, Rigatuso actuó como interventor del Partido Justicialista de Córdoba. En esa época, homenajeó con una bandeja de plata a Luciano Benjamín Menéndez en la tradicional Peña El Ombú.
Ya en democracia fue diputado nacional y en el mismo Congreso recibió a Menéndez. En la Cámara de Diputados hizo una encendida defensa del represor cuando el diputado radical Jorge Stolquiner pidió la baja del militar, tras el primer alzamiento carapintada. En la actualidad se dedica a las querellas. Acusó por calumnias e injurias al ex fiscal de Estado Alberto Zapiola y su esposa, Liliana Aguiar, ex docentes del Belgrano, al abogado Claudio Orosz (ex alumno) y a la abuela de Plaza de Mayo Sonia Torres. Todos repitieron lo que la Justicia ya dijo hace quince años.