En Diálogo sobre el poder y el acceso al poderoso (Fondo de Cultura Económica), Carl Schmitt examinó “el inevitable desarrollo dialéctico del poder humano”. Con candidez sólo aparente, el jurista alemán revisó supuestos y prejuicios a través de un diálogo entre un sabio profesor (el propio Schmitt) y un inquieto estudiante. Publicado originariamente en 1954, el texto sigue siendo deslumbrante hoy, en particular por un notable hallazgo que el autor comenzó a elaborar durante su participación en el régimen nazi: el problema del acceso a quien tiene poder. Schmitt observó que, cuanto mayor poder, cuantas mayores responsabilidades reúne un individuo, más precisa “un aparato de poder” para ejercerlo, por tanto, más lejos se encuentra de quienes están bajo su mando y más depende de un círculo de relaciones que lo relacionan con aquellos. “El poderoso mismo se aísla más cuanto más se concentra el poder directo en su propia persona –escribió–. El pasaje lo separa del piso y lo eleva como a una estratósfera en la cual sólo alcanza a quienes lo dominan indirectamente, mientras que ya no alcanza a todos los demás hombres sobre quienes ejerce su poder, como tampoco ellos lo alcanzan (...) No hay poder humano que pueda sustraerse a esta dialéctica de autoafirmación y autoalienación.”