Lunes, 7 de junio de 2010 | Hoy
Por Javier Lorca
Desde hace poco más de quince años, un grupo creciente de intelectuales y académicos –latinoamericanos, pero no sólo– genera conocimientos en las ciencias sociales y humanas alrededor del “pensamiento descolonial”, desplegado sobre la llamada red modernidad/colonialidad. Aníbal Quijano, Enrique Dussel, Ramón Grosfoguel, Edgardo Lander y Walter Mignolo, entre otros miembros de la red, han asentado y construido una experiencia del saber heredera de la tradición latinoamericanista de reflexionar desde la particularidad histórica y social, desde un específico contexto cultural, con el afán de desentrañar y desarmar una matriz de poder con pretensiones universalistas. La experiencia es deudora de la teoría de la dependencia, el poscolonialismo y la filosofía de la liberación, también de la teoría crítica, aunque dialoga y confronta con todas ellas –en especial con la última–, así como dirige sus cuestionamientos al marxismo, al posmodernismo, los estudios culturales, el estructuralismo y el posestructuralismo... Su primer propósito (analítica) consiste en desnudar la íntima y fundante relación entre modernidad y colonialidad, entre la retórica de una y la lógica de la otra: el patrón totalitario de la razón moderna se instituyó sobre la dominación y la explotación de seres humanos definidos como inferiores a partir de la noción de raza (que sobredetermina a las demás jerarquizaciones sociales, de clase, género, edad: una mujer blanca es “superior” a un hombre negro o aborigen). En consecuencia, es tan crítico del capitalismo como del socialismo, a los que considera expresiones de una misma matriz de control político, económico, social, ambiental y subjetivo.
Al menos desde su libro Historias locales/Diseños globales, publicado en 2002, Walter Mignolo centra parte de sus reflexiones en el conocimiento y la epistemología entendidos como modalidades de colonización. Si el horizonte es la emancipación y si no se pueden evitar las imposiciones del poder colonial, ¿cómo pensar desde la subalternidad?, ¿cómo elaborar un pensamiento que no sea subalterno? En Desobediencia epistémica, recién publicado en Buenos Aires por Ediciones del Signo, Mignolo repasa las principales ideas y aportes de la red para proponer una “gramática de la descolonialidad”, una revolución intelectual frente a los grandes metarrelatos imperiales y sus formaciones disciplinarias. En este sentido, el trabajo de Mignolo tiende hacia el segundo propósito (programática) del proyecto descolonial, que consiste en construir una opción basada en la inclusión de lo diverso. “El desprendimiento –escribe Mignolo– es urgente y requiere un vuelco epistémico (...) aportando los conocimientos adquiridos por otras epistemologías, otros principios de conocer y de entender, y por tanto, otras economías, otras políticas, otras éticas.” Para esbozar esa desvinculación, postula “una geopolítica y una corpopolítica del conocimiento”. Enfrentando la pretendida universalidad de la etnia y el saber europeos, con la geopolítica recupera la ubicación y la historia de “las enunciaciones negadas y devaluadas” por la colonialidad. Y con la corpopolítica, reintroduce la relación del pensar con el cuerpo, invirtiendo el desprecio por la carne instaurado por el cristianismo y la filosofía cartesiana. “La noción de desprendimiento –concluye– guía el vuelco epistémico descolonial hacia una universalidad-otra, es decir, hacia la pluriversalidad como proyecto universal.”
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