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El tiburón del petróleo
Nacido en una familia de ingenieros de Moscú, Jodorkovski estudió química y finanzas y comenzó sus actividades económicas en una de las cooperativas que se desarrollaron con las reformas de Mijail Gorbachov. Sus primeros pinitos bancarios se remontan a los ochenta. Por entonces era vicesecretario de las Juventudes Comunistas de un distrito de Moscú y dirigía uno de aquellos crisoles del empresariado que se llamaban Centros de Creación Científica Técnica de la Juventud (NTTM).
Menatep, el banco que creó en 1990, fue depositario de fondos estatales para paliar las consecuencias del accidente de Chernobyl. Se lo vinculó a las operaciones de “Salvamento” de las finanzas del Partido Comunista de la URSS, aunque nunca se pudo probar. Tras la desintegración del Estado, Jodorkovski se movió en el entorno del gobierno ruso hasta que ingresó en el club de los oligarcas en 1995 con la subasta de privatización que le adjudicó la petrolera Yukos a precio de saldo. Entre todos los beneficiados de aquellas pujas truculentas entre amigos, Jodorkovski hasido el que ha organizado su negocio con una visión más estratégica. Hoy tiene un patrimonio personal de ocho millones de dólares, según la revista Forbes y un poder importante, aunque no ilimitado.
En febrero, en una reunión con el presidente Vladimir Putin, Jodorkovski consideró que había llegado el momento de poner sobre la mesa un delicado tema de Estado. “La corrupción se extiende en el país, y usted puede decir que todo esto empezó con nosotros, pero en algún momento empezó y en algún momento debe acabar”, le espetó al presidente. Ignorando la invitación, Putin indicó al empresario atrevido que nadie está en disposición de tirar la primera piedra, porque también Yukos puede ser interrogada sobre los orígenes de sus reservas de petróleo.
Con la compra del 20 por ciento de las acciones de la empresa petrolera Sibneft por 3000 millones de dólares, Yukos pasará a controlar el 72 por ciento del capital de esta compañía y situarse entre las primeras petroleras del mundo. En conjunto, ambas empresas obtienen cerca del 30 por ciento del petróleo que se produce en Rusia y planean extraer 103,2 millones de toneladas o 754,2 millones de barriles este año. Fortalecida por la buena coyuntura del crudo, Yukos hace campaña por la ampliación y privatización de las redes de transporte en todas direcciones, desde el oleoducto hasta el puerto de Murmansk, para exportar crudo desde el Artico hasta Estados Unidos, hasta el oleoducto de Siberia a China. En su expansión, Yukos choca con Transneft, el monopolio estatal de los oleoductos, y los otros grupos de intereses que actúan en el Ejecutivo.
Convencido de que la imagen cuenta, Jodorkovski ha hecho esfuerzos para superar la fama de brutalidad de su empresa respecto de los competidores y los pequeños accionistas. En 2002, Yukos hizo pública su estructura de propiedad, lo que obligó a otras grandes empresas a seguir el ejemplo. De los 17 multimillonarios rusos registrados en la lista de Forbes, seis, incluido Jodorkovski, están en Yukos. Gentes fieles a la compañía se sitúan estratégicamente en los órganos del Estado. Vasili Shajnovski, un ex dirigente del Ayuntamiento de Moscú que hoy es otro de los multimillonarios de Yukos, mantiene el pulso de la Duma. El también multimillonario Vladimir Dubov dirige el subcomité de impuestos de esta cámara. Leonid Nevzlin, la mano derecha de Jodorkovski desde los ochenta, ha sido senador en el Consejo de la Federación y nadie duda de que los guardianes de los intereses de la compañía estarán bien representados en las listas de varias formaciones políticas para las elecciones legislativas del 7 de diciembre. Oficialmente, Jodorkovski reconoce apoyar a Yabloko y a la Unión de Fuerzas de Derechas, pero desde su entorno se ha dado también dinero a los comunistas, aunque Jodorkovski se distancia de estas iniciativas que oficialmente han sido emprendidas a título privado por uno de los directivos de la empresa. Como en otras grandes compañías de Rusia, un antiguo oficial del KGB, el general Alexei Londaurov, dirige los servicios analíticos de Yukos. Londaurov, que figuró como candidato electoral en la lista del Partido Comunista de la Federación Rusa, consiguió que un juzgado de Moscú ordenara confiscar la tirada de un monográfico de la revista Lompromat.ru dedicado a la carrera de Jodorkovski. Yukos alega que las acusaciones vertidas en la revista perjudican su reputación empresarial.