Martes, 28 de febrero de 2006 | Hoy
¡Veinte años sin faltar un solo día a sus tareas!
¡Y como broche de oro de su contracción al trabajo y de su adhesión y lealtad a la Doctrina Peronista y a sus Líderes, cumplió, del 2 al 7 de mayo de 1951, 125 horas ininterrumpidas de labor!
Fue el homenaje que le dedicó a Evita en el día de su cumpleaños.
El autor de tal hazaña, tan digna de encomio, es el obrero argentino Juan Navarro.
Fue lógico nuestro interés por conocerlo personalmente y darlo a conocer a través de nuestras páginas, desde que su actitud de auténtico obrero peronista es digna de ejemplo.
Así, en procura suya fuimos hasta su domicilio, en Pasaje Cadete Larguía 135, de la vecina localidad bonaerense de San Martín.
Como bien suponíamos, a esa hora de la mañana debía estar trabajando. Pensamos que tal vez en algún establecimiento fabril de las inmediaciones... Pero nunca se nos ocurrió que lo habíamos tenido más a mano de lo que creíamos... ¡Su esposa, al atendernos en su casa, nos dijo que estaba trabajando en los talleres gráficos de la Editorial Haynes... que es precisamente donde se edita Mundo Peronista! Ya en la citada editorial, pronto dimos con Navarro; estaba atendiendo la máquina plana donde se imprimen las tapas de nuestra revista.
Nos presentamos.
Fue la suya una grata sorpresa, como nos manifestó.
Y nosotros, complacidos de estrechar la diestra de un obrero peronista, de un forjador más de la grandeza de nuestra patria.
La charla fue cordial, como compañeros.
A través de ella nos referimos a su contracción al trabajo... los veinte años que cumpliera sin faltar un solo día.
Como restándole a ello mayor importancia, nos replica:
–Somos ahora trabajadores dignificados gracias a Perón y a Evita... ¿Cómo podíamos entonces desoír aquel llamado del conductor, que era imperativo de la hora, de “Producir, producir y producir”?... ¿Habíamos de olvidar que por su especial empeño gozábamos de una generosa retribución a nuestros esfuerzos de trabajadores? Porque bien sabemos todos que nuestra dignificación comenzó con el aumento de nuestros salarios, que nos permitió alcanzar este bienestar que hoy disfrutamos.
Evidentemente, la respuesta de Navarro lo era de reconocimiento y gratitud hacia los líderes, pero las conquistas peronistas logradas para beneficio de la única clase de argentinos que reconoce la patria: la de los hombres que trabajan.
Al aludir nosotros a ese record de horas de labor ininterrumpidas junto a su máquina de impresión tipográfica, nos contesta:
–¡Ah, eso fue en homenaje a la inmortal Evita, nuestra Abanderada, la de todos los humildes!
–¿Tuvo ocasión de tratar de cerca a Evita? –le preguntamos entonces a Navarro.
–Sí, varias veces... en Trabajo y Previsión... adonde íbamos con nuestros problemas para que Ella nos resolviera... adonde nos llegábamos con nuestras esperanzas para que Ella las convirtiera en luminosas realidades... ¡Cuánto los trabajadores no le debemos!... ¡Por eso su recuerdo inmortal por siempre nos será tan querido!
En los ojos de Navarro hay un extraño brillo. Hace una pausa en su evocación. Luego prosigue:
–También tengo en mi vida otro recuerdo que será imperecedero: el día en que nuestro líder, el General Perón, me confirió el alto honor de la Medalla Peronista. Si algún mérito tiene mi vida, dedicada por entero y con amor al trabajo, con ello está sobradamente premiada. Además, esa distinción me compromete más que nunca a redoblar mis esfuerzos...
–Por ejemplo, en este Segundo Plan Quinquenal... –acotamos nosotros.
–Exactamente: en este Plan de Perón para el Pueblo. Está en nuestras manos, en las de todos los trabajadores argentinos, el lograr el más completo de sus éxitos. No hay duda que ello nos demandará nuevos esfuerzos, en esa conquista por un mayor bienestar social, pero que premiará nuestras luchas y nuestros afanes. En esta hora creo que nuestra divisa debiera ser: “Todo por la felicidad del Pueblo y por la grandeza de la Patria”, que no en otra forma ha concebido esta extraordinaria obra el General Perón. Puede estar él seguro que los trabajadores asumimos la plena responsabilidad de concretar en este quinquenio estas generosas y trascendentes iniciativas, que por lo demás no haremos con ello sino consolidar todas nuestras conquistas sociales, de reivindicación y de dignificación, comenzando que el Segundo Plan Quinquenal reafirma y tiene como objetivo fundamental el ejercicio pleno de los Derechos del Trabajador.
No dejamos de advertir la profunda convicción con que habla el compañero Juan Navarro. Es la idéntica manera de pensar y de sentir de todos los trabajadores de la Nueva Argentina del General Perón. Pensando y sintiendo como verdaderos patriotas, esto es, como peronistas.
Ello nos da la absoluta seguridad del éxito del Segundo Plan Quinquenal. Y aun antes de retirarnos, Juan Navarro, auténtico obrero peronista, que obtuviera la Medalla a la Producción, reafirma su entereza y su decisión:
–El Plan de Perón merece cualquier pequeño o grande sacrificio... Con una mayor producción alcanzaremos el objetivo... Si fuera necesario, trataría de batir mi record de 125 horas de trabajo... De esta manera o de cualquier otra, yo aportaré mi granito de arena. “Todo por la felicidad del Pueblo y la grandeza de esta Nueva Argentina.” ¡Y por Perón y por Evita!
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