ESPECTáCULOS
San Sebastián ingresa en la hora de las Conchas
Después de la española “Los lunes al sol”, de Fernando de León, “Lugares comunes”, de Adolfo Aristarain, e “Historias mínimas”, de Carlos Sorín, están entre las favoritas del festival vasco.
El Festival de Cine de San Sebastián concluye hoy su 50ª edición y ha celebrado su medio siglo de existencia haciendo llegar cine de calidad, tanto en la sección oficial como en las paralelas, a esta ciudad vasca a orillas del Cantábrico. Son varios los críticos cinematográficos que coinciden en destacar el buen cine visto en la competición, donde aunque no se ha proyectado ninguna obra maestra, sí se pudo ver alguna que otra “joya”, como Los lunes al sol, del español Fernando León de Aranoa, que figura según las encuestas de la prensa especializada entre las películas mejor situadas para la Concha de Oro, al igual que Lugares comunes, de Adolfo Aristarain.
Entre las firmes candidatas al máximo galardón del certamen figuran también Historias mínimas, de Carlos Sorín, y la española Aro Tolbukhin en la mente del asesino, de Agustín Villaronga, Lydia Zimmermann e Isaac P. Raciner. Tampoco hay que perder de vista los elogios que recibió la iraní Winter Song, de Farhad Mehranfar, y la película dogma Open Hearts, de la danesa Susanne Bier.
Tanto León de Aranoa como Aristarain ya fueron distinguidos en este certamen. Mientras el primero se hizo con la Concha de Plata al mejor director por Barrio en 1998, el segundo se llevó hace diez años la Concha de Oro con Un lugar en el mundo. Los protagonistas de Los lunes al sol y Lugares comunes, Javier Bardem y Federico Luppi, respectivamente, destacan asimismo entre las interpretaciones mejor logradas. Los dos coinciden también en que en sus vitrinas ya tienen el premio a la mejor interpretación del festival. El argentino Luppi recibió la Concha de Plata al mejor actor en 1997 con la película anterior de Aristarain, Martín (Hache), mientras que Bardem la había logrado tres años antes por su papel protagónico en El detective y la muerte, de Gonzalo Suárez, y el secundario en Días contados, de Imanol Uribe. También brillaron en su trabajo el estadounidense Nick Nolte en The Good Thief, el mexicano Gael García Bernal en El crimen del padre Amaro, el hispano-mexicano Daniel Giménez Cacho (Aro Tolbukhin), el ruso Oleg Yankovskiy (El amante) y el argentino Antonio Benedictis, un actor no profesional que participa en Historias mínimas.
Sin embargo, las actuaciones femeninas que trascendieron fueron menos. Aparte de Mercedes Sampietro (Lugares comunes), que en 1985 se llevó la Concha de Plata por Extramuros, también llamaron la atención la muchacha Keisha Castle-Hughes en la producción neocelandesa Whale Rider y la actriz danesa Sonja Richter (Open Hearts). En la sección “Zabaltegui”, Bloody Sunday, del británico Paul Greengrass, se perfila como la más aclamada por el público. El festival bajará el telón mañana con Décalage horaire, una comedia francesa de Danièle Thompson, que une en la gran pantalla a Juliette Binoche y a Jean Reno. En la ceremonia de clausura, el jurado presidido por el realizador alemán Wim Wenders e integrado, entre otros, por la actriz cubana Mirtha Ibarra, entregarán los premios. Pero antes, el actor británico Bob Hoskins recibirá de manos de la actriz Aitana SánchezGijón el tercero de los premios Donostia que el festival entregó este año a una carrera cinematográfica. Los estadounidenses Dennis Hopper y Jessica Lange ya recogieron sus premios en días anteriores.
Mientras tanto, vez, la película estadounidense (!!) Raising Victor Vargas, de Peter Sollet, ganó ayer el premio “Made in Spanish”, y la argentina Ana Katz se llevó una mención especial por El juego de la silla. La distinción “Made in Spanish”, cuya primera entrega fue en 2001, destinada a “recompensar de forma especial el cine latinoamericano”, está dotada con 18.000 euros. El jurado “decidió otorgar por unanimidad el premio a Raising Victor Vargas”, informó uno de sus integrantes, el realizador peruano Francisco Lombardi, al hacer pública la decisión del jurado, que optó por premiar a una de las dos películas estadounidenses incluidas en el apartado competitivo de la sección por tratarse depelículas que, aunque su origen es norteamericano, tratan sobre la vida y temáticas latinoamericanas. El jurado estuvo compuesto por Lombardi; el director de la filmoteca canaria, Jorge Gorostiza; y el director general de la cadena de Arte France Cinéma, Michel Reilhac. La película ganadora, ambientada en el Lower East Side de Nueva York es, de hecho, una historia sobre Víctor, un joven latinoamericano, mujeriego empedernido, cuya reputación se ve en peligro cuando se enamora de una chica gorda. La historia permite a Sollet lanzar una mirada crítica sobre los tópicos del machismo de los latinoamericanos.
“Todos estuvimos de acuerdo en que era la mejor”, aseguró a su vez Gorostiza, tras el anuncio del fallo. La película se impuso en las preferencias del jurado a otras 12 competidoras de distintos países de América Latina, entre ellas nada menos que seis argentinas: Caja negra, de Luis Ortega; El juego de la silla, de Ana Katz; Mercano el marciano, de Juan Antín; Sudeste de Sergio Belloti; Un día de suerte, de Sandra Gugliotta; y Un oso rojo de Adrián Caetano, quien el año pasado ganó este premio en su primera edición con su filme Bolivia. La película de Katz, sin embargo, obtuvo una mención especial y será la película encargada de abrir la Muestra de Cine Latinoamericano, que se celebrará del 30 de setiembre al 4 de octubre en la madrileña Casa de América, en el marco de un ciclo que exhibirá películas latinoamericanas que participaron en distintas secciones del Festival de San Sebastián.
Tras el anuncio de la película ganadora del “Made in Spanish” se dio a conocer a la película elegida en la sección “Cine en construcción”. Se trata de Fuera de juego, del ecuatoriano Víctor Arregui, elegida entre ocho películas latinoamericanas y dos españolas. La sección “Cine en construcción”, que se lleva a cabo con la colaboración de los Encuentros de Cine de América Latina de Toulouse (Francia), busca facilitar la finalización de películas, que en su mayoría ya están rodadas, pero tienen dificultades para la posproducción.