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Ya pasaron veinte años desde la época en que sus programas marcaron un estilo televisivo caracterizado por la combinación de humor e información. Raúl Becerra, uno de los mentores de “Semanario insólito” –el primer ciclo periodístico de humor de la TV argentina–, propuso en su momento un modo particular de hacer televisión crítica, coincidiendo con los últimos momentos de la dictadura. Tuvo más tarde algunos tropiezos, como su efímero paso de seis meses por la gerencia de programación de ATC en 1997, durante el gobierno de Carlos Menem. Hoy regresa a la televisión el hombre que revoleaba por el aire revistas faranduleras en “La noticia rebelde”, otro clásico de los comienzos de la etapa democrática. “El club de los giles” se llama el ciclo que se emitirá de lunes a viernes a las 23.30 por Telefé. La receta será, nuevamente, noticias y humor. “Mi intención es que con nosotros, el televidente, además de divertirse, pueda acceder a la misma información que, de pronto, le ofrece un noticiero que sale a la misma hora” señala Becerra en la entrevista con Página/12.
Lo acompañarán los periodistas Gerardo Young (política), Axel Kuschevatzky (espectáculos) y Mariano Peluffo (deportes), mientras que Gillespie tendrá una columna diaria. “Con una estructura similar a ‘La información’, por ejemplo, donde se entremezclan noticias con comentarios y algunas secciones producidas por ellos mismos, nosotros le vamos a incorporar humor. Y en cierto modo haremos una suerte de parodia de ese tipo de programas”, adelanta.
El programa tendrá varias secciones. “Destapando sábanas” presentará a diputados desconocidos. “Por ejemplo, hay una diputada que pide que obligatoriamente se sirva mate cocido en todos los medios de transporte argentinos”, afirma Becerra. “Y mañana serán próceres” también arremete con los políticos para mostrar irónicamente “los ejemplos a seguir de candidatos a presidente que tienen millones de casas y departamentos”. A diferencia del “que se vayan todos”, los miembros de “El club...” participarán de la sección “Que se vaya ese”, en la que se darán argumentos para un solo político. “También haremos una especie de ‘empleado del mes’ como en los fast food, donde elegiremos a ‘el vivo de la semana’”, anticipa Becerra.
–¿Cuál es la idea que hay detrás del título?
–Yo pensé que la Argentina está dividida por dos clubes: uno gigantesco integrado por más de 38 millones de socios que es el club de los giles o por lo menos de los que nos toman por giles. Hay otro club con muy pocos socios: funcionarios, gobernadores, diputados, senadores, empresarios, jueces, militares, gremialistas que son los que, invariablemente, han venido ganando todos los partidos. Y lo que es peor es que se quedan con las recaudaciones de esos partidos. Entonces, lo que nosotros nos planteamos desde este programa es poner en evidencia a todos estos vivos y volver, en alguna medida, desde otro ángulo, a lo que fue la filosofía de “Semanario insólito”. El objetivo de ese programa era poner en evidencia la chantada argentina. En este caso, vamos a ir iluminando a los vivos pero desde una posición de ingenuidad más que de agresividad.
–El planteo irónico de un escenario en el que los políticos son los “vivos” y los ciudadanos los “giles”, ¿es una provocación?
–Claro. La idea es que se empiece a ver la realidad argentina con una mirada diferente. Si yo te voy mostrando las contradicciones de los mensajes, de un modo divertido además, a lo mejor es una llamada de atención para decir “ojo, que nos toman por giles pero al final el campeonato lo podemos ganar nosotros”.
–¿La televisión se ha vuelto más crítica de sí misma?
–No hay una crítica a la tele. Lo que se hace es una crítica a determinados personajes de la televisión más que a la televisión en sí misma. Nadie desmenuza un programa o analiza un género desde la televisión. Es más, últimamente “TV Registrada” estaba centrado en lo que producían dos o tres programas nada más.
–¿Se arrepiente de haber sido funcionario de ATC?
–Ahí fue donde yo demostré que era un gil. Porque fui a ATC convocado por Víctor Taboada, que ingresaba como gerente general de ATC. Junto conmigo entraba un nuevo equipo cuyo propósito era hacer una televisión diferente. En función de eso me entusiasmé a punto tal que cometí la ingenuidad o la gilada de negociar con la tv chilena “El show de los libros” de Antonio Skármeta o sentarme a hablar con Jesús Quinteros para poder hacer “El perro verde” en ATC. Pero estaba Horacio Frega, que está en las antípodas de mi concepción de la vida. Me rebotó “El show de los libros” porque era chileno y de Quinteros dijo “no, éste es un zurdo español. Fuera!”. Luego me di cuenta de que no pude hacer nada: presenté una programación que fue aprobada y nunca logré ponerla al aire. Lo único que pude hacer fue levantar programas impresentables. El tema es que ATC no le importa como canal a ninguna gestión.