ESPECTáCULOS
“Hiroshima es una cicatriz abierta”, dice Nobuhiro Suwa
Por Martín Pérez
Ante una sala colmada, y sin traductor de japonés, el director Nobuhiro Suwa dudó mucho el martes pasado antes de elegir sus palabras. Acababa de llegar a Buenos Aires y debía presentar 2/Duo, que abrió la retrospectiva completa de su obra que ofreció el Festival de Cine Independiente porteño. “Esta es mi primera película, con la que aprendí que el cine es fruto de la colaboración”, dijo en un dubitativo inglés. “Pero no sólo entre los miembros de un equipo de filmación sino también entre la película y sus espectadores, que son los que completan la obra. Por eso creo que hoy va a haber tantas 2/Duo como espectadores hay en esta sala.”
Lejos de ser una frase demagógica o vacía, al finalizar la proyección de su opera prima quedó claro que las palabras de Suwa resultaban casi literales. Una decisión integrada a una estética de silencios, planos largos e interrogantes sobre el cine. “Antes de filmar, suelo tener una idea en mi mente de lo que quiero hacer”, explica Suwa. “Pero es en ese choque con el otro donde realmente surgen las ideas. El producto final termina apareciendo como una reflexión de la dialéctica entre esa idea original y las que se encuentran en la práctica”, precisa el director japonés, luchando entre un inglés que se le hace difícil, y una traducción del japonés realizada con titubeos por una traductora encantadora.
Nacido en Hiroshima, Suwa confiesa a Página/12 que fue un fanático del cine de acción durante su adolescencia. “Amaba a Steve McQueen”, alcanza a resumir en inglés como ejemplo categórico de aquella época. Todo cambió cuando descubrió un libro de Jonas Mekas y el cine experimental. A partir de entonces odió el cine de acción e intentó hacer films personales y experimentales. Como asistente de Marashi Yamamoto, Suwa se inició en el primer movimiento de cine independiente japonés.
Desde su debut en el largometraje de ficción, Suwa realizó tres largometrajes y un corto. El primero es la emocionante 2/Duo (1996), que narra la crisis en una pareja casi sin palabras, y también sin otros protagonistas que ellos mismos. Con M/Other (1999), su segundo opus, Suwa dobló la apuesta, incluyendo el punto de vista de un hijo dentro del nuevo drama marital en estudio. Fue su tercer y último largometraje el que lo hizo conocido en todo el mundo: se trata de H/Story (2001), la historia del imposible rodaje de una remake de Hiroshima mon amour, protagonizada por Beatrice Dalle. “Después de esa película, pensé que no iba a poder volver a filmar”, confiesa Suwa. “El problema con Hiroshima es que ningún relato alcanza a agotar su historia. Es algo infinito. Pero toda película es finita. Las películas se terminan, Hiroshima jamás”, resume el director, que exploró reflexiones y temores alrededor del tema en A Letter from Hiroshima (2002), un cortometraje que comienza con una carta del documentalista Robert Kramer, y que forma parte de After War, una película que compila tres obras sobre la guerra.
“Una de las razones por las que quise estar presente aquí en Buenos Aires es porque ésta es la primera retrospectiva de mi trabajo”, explica el director japonés, que viajó desde París, donde vive hace un año. “Recién cuando estaba volando hacia aquí me di cuenta de que estaba viajando hacia lo desconocido”, confiesa, mencionando a Happy Together –el film de Wong Kar-wai– como su única referencia argentina antes de su viaje. “Pero una vez aquí me di cuenta de que es lo mismo que estar en París. No conozco a casi nadie, estoy lejos de mi familia y no hablo el idioma”, se ríe Suwa, acompañado aquí al menos por todo su cine.
Hoy en el Cosmos se exhibe H/Story a las 11.30. A las 18, también en el Cosmos, es el turno de M/Other.