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El cadáver de Celia Cruz, era esperado ayer en Nueva York procedente de Miami, donde se le dio el sábado una calurosa y multitudinaria despedida. La “Guarachera de Cuba”, como a ella le gustaba que le llamaran, falleció el miércoles de un tumor cerebral en su hogar en Fort Lee (Nueva Jersey, EE.UU.) y para cumplir su voluntad sus restos fueron llevado el viernes a Miami, capital del exilio cubano. En Miami, el cadáver de Celia se expuso el sábado durante casi 10 horas en la Torre de la Libertad, en el “downtown” de Miami, donde unas 125.000 personas desfilaron ante él. Luego se lo llevó en una procesión, acompañada de una estatua de la Virgen de la Caridad del Cobre, a la iglesia católica del Gesu, también en el “downtown”, donde unas 800 personas asistieron a una ceremonia religiosa. Para que miles de personas pudieran oír la misa, se colocaron altavoces en las calles y la ceremonia fue transmitida en vivo por la cadena televisiva estadounidense en español Telemundo. El féretro estará expuesto en Nueva York en la funeraria Frank. E. Campbell. Después enterrarán a Celia en el Cementerio Woodlawn, en el Bronx.