ESPECTáCULOS
“No volvimos con ánimo de revival”
Esta noche en el Ateneo se concretará el retorno de Alas, legendaria banda de rock progresivo pionera en la fusión con el tango.
Por Cristian Vitale
En el subsuelo de su casa de Belgrano, Carlos Riganti armó una batería bastante extraña. Tiene cuatro o cinco cacerolas ubicadas tácticamente cerca de los platillos. Otra de pie, pegada al bombo, y una dimensión pequeña, muy distinta a la que usó entre 1975 y 1978 para acompañar al complejo ensamble sonoro, mezcla de tango, jazz y rock, que reproducía Alas en la época. Su ingenio de luthier no solo es fruto del nuevo vuelo que el grupo le está dando a su música –piano de cola por ampulosos sintetizadores, por ejemplo—, sino que también connota el sonido cacerolero que se instaló por un tiempo en la Argentina pos diciembre 2001. “No volvimos con ánimo de revival nostálgico. En EE.UU. nos consideran avant garde y eso es lo que venimos a demostrar aquí”, explica el pianista Gustavo Moretto, cabeza fundadora de la agrupación, explicando las razones del regreso que se concretará hoy en el ND Ateneo. El grupo –Riganti, Moretto y Alex Zucker en batería (los originales), más Martín Moretto en guitarra— actuó en marzo en el Teatro Soho Play House y en la Universidad de la Guardia Comunity College, de Nueva Jersey. Esta vez habrá dos músicos invitados que en su momento pasaron por Alas: Pedro Aznar y Néstor Marconi. “Es un honor poder contar con ellos. Representan buena parte de lo más talentoso de la música popular”, sostiene Moretto.
Alas fue el primer intento serio de fusionar rock y tango, más allá de que su sello fuese el rock sinfónico. Su estilo quedó expresado en el primer disco, con composiciones tan extensas como intrincadas (“Buenos Aires solo es piedra” y “Cuando la muerte contó el dinero”). “En ‘Buenos Aires solo es piedra’ no hay un solo bandoneón sonando y nadie puede ignorar que se trata de un tango. Eramos músicos de rock y jazz, que tanguizábamos ambos géneros”, explica Riganti, describiendo un sonido que quedó más claro en Pinta tu aldea, de 1977, editado recién en 1983.
El segundo período de Alas estuvo signado por un ascenso en términos de popularidad y reconocimiento. Fue la época en que Astor Piazzolla –que los escuchó en un show del Teatro Coliseo en octubre de 1976– coqueteaba con el rock “de avanzada”, Invisible incluía el bandoneón de Juan José Mossalini en El jardín de los presentes (1976) y músicos de tango como Rodolfo Mederos estaban ávidos de generar nuevos horizontes musicales a caballo de –en su caso– Generación Cero. “Nuestra fusión se logró incorporando la emocionalidad del tango, una cosa potente e inherente a todo argentino dentro del rock. Y creo que es algo vigente porque, si a eso se le suman elementos de la música dodecafónica y diversas armonías de jazz moderno, resulta el buen recibimiento que tuvimos en Nueva York”, sostiene Zucker. Se dio, sin embargo, cierta dispersión entre los integrantes. Si bien nunca dejaron de verse, Riganti se quedó en el país trabajando como alergista en el Hospital Pedro Elizalde, mientras Zucker y Moretto emigraron a Estados Unidos. Zucker para trabajar en varios proyectos como sesionista y Moretto para dedicarse a la música clásica.
–¿Cómo fue mirada por sus contemporáneos esa fusión entre tango y rock con pocos antecedentes de relieve dentro de la música popular argentina?
G. M.: Mucha gente prefería escuchar el bombo de la batería pegándole en la cabeza o el bajo haciendo un riff, pero igual teníamos un público leal y numeroso. Cuando tocamos en el Coliseo con tres bandoneones –Marconi, Binelli y Mederos— fue un suceso periodístico y cultural. Nuestra música no era para bailar o volver a casa silbando la melodía, pero pegaba. Tal vez porque el público de entonces era muy receptivo. La gente quería escuchar sonidos complejos y jugados, algo hoy difícil de encontrar.
–¿Por qué fue tan efímera la existencia del grupo?
A. Z.: Básicamente nos pegó muy cerca el terror que se vivía.
C. R.: La dictadura desapareció a mi hermana Estela y a su marido. Nosotros sabíamos que los tiros que se escuchaban en cancha de River durante el Mundial no eran del Tiro Federal. Pero la gente se creía esahistoria. “Bs. As. solo es piedra” implica la existencia de una Buenos Aires destruida por la guerra. Alas fue una de las pocas bandas que relató el clima que se vivía. Es un dato que se pierde cada vez que se hace una revisión sobre nosotros.