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Apareció cuatro años atrás con Rápido y furioso, dos años después llegó el turno de xXx. Ahora es una Niñera a prueba de balas. Estamos en 2005. El signo de los tiempos, como diría Prince. De seguir así, este particular Schwarzenegger del nuevo siglo que es Vin Diesel debería ser candidato a gobernador antes del fin de la década. Después de todo, para establecer su figura en Holly-
wood ni siquiera necesitó participar de las secuelas de las películas antes mencionadas. Pero tal vez hubiese sido más sabio escapar de su particular Un policía en el kinder –para mencionar la película para chicos que en su momento hizo Arnold– incluso antes de concretar semejante espanto.
A las órdenes del imperio Disney, Vin Diesel es un comando que, ante la ausencia de su madre, será ama de llaves de cuatro niños sin padre y con problemas de conducta. Problemas que intentarán ser solucionados por el personaje de Vin Diesel con disciplina militar, que es lo que parecen necesitar esos chicos. Como una Novicia rebelde vestida con ropa de camuflaje, Vin Diesel comenzará odiado y terminará siendo amado por los niños, que finalmente descubrirán el valor de la disciplina y las flexiones de brazos.
Sin ninguna gracia (salvo la cara que intenta poner el inexpresivo Vin Diesel al tener que cambiar pañales), y sin ningún atractivo para su público original, vaya uno a saber en lo que estaban pensando los ejecutivos de Disney cuando compraron la franquicia Vin Diesel... ¡para poner ahí un negocio para niños! Eso sí, casi como justicia de género, en Niñera a prueba de balas los pechos más grandes que aparecen en cámara son los de Vin Diesel. Nada de fierros o de chicas en bikini, como en sus tan testosterónicos antecedentes cinematográficos. Apenas una nena de diez años preguntándole a la estrella: “¿De veras tenés tetas?”. O “bobis”, como traduce su deleznable y obligatorio doblaje.