ESPECTáCULOS › SE ESTRENO EN LOS ANGELES UNA OBRA DE ARIEL DORFMAN
Las voces contra el poder
Martin Sheen y cuatro de sus compañeros de The West Wing actuaron en el estreno de la obra del escritor chileno, que él mismo define como “una suerte de cantata lírica”.
Martin Sheen y cuatro de sus compañeros en la popular serie televisiva The West Wing (que aquí se ve por Warner Channel) actuaron en el estreno en Los Angeles de Voces contra el poder: más allá de la oscuridad, del autor chileno Ariel Dorfman. La obra teatral, que su autor define como “una suerte de cantata lírica”, está basada en el libro Speak Truth to Power: Human Rights Defenders Who Are Changing Our World, con textos de Kerry Kennedy y fotos de Eddie Adams, que recopila entrevistas con líderes de los derechos humanos como el escritor y ex presidente checo Vaclav Havel, el juez español Baltasar Garzón y el Dalai Lama. La pieza fue puesta en escena el sábado pasado en la Iglesia de Todos los Santos de Pasadena, con entradas agotadas, y ya se había visto en Washington y en Atlanta (en la iglesia de la cual Martin Luther King era pastor). Entre los proyectos de Dorfman figura un estreno en Buenos Aires, para el que quiere contar con Sean Penn y Sigourney Weaver, que participaron en Atlanta.
“Con esta obra me propuse subrayar el coraje y la dignidad de los defensores de los derechos humanos; queríamos demostrar cómo frente a las peores condiciones posibles podemos encontrar a algunos seres humanos que se levantan en defensa de sus semejantes y que no van a ser amedrentados por el terror”, le dijo el autor a Página/12 en febrero, durante su última visita a Buenos Aires. “La obra no sólo se dirige a poner el dedo en la llaga de la tortura o la represión que sufrieron estos luchadores. Lo que quería destacar, y especialmente me lo permitió el tipo de testimonio que recogió Kerry Kennedy en su libro, es que cuando se reprime a alguien se lo reprime porque se ha rebelado y porque está defendiendo alguna forma de derecho humano. La obra misma habla de la represión, por cierto, pero específicamente nos interesaba mostrar la osadía de levantar las voces. Buscamos subrayar esas voces que no eran silenciadas, más que la represión que habían sufrido.” Dorfman nació en Buenos Aires en 1942 y está radicado en Estados Unidos, donde enseña en la Universidad de Duke. Es coautor de Para leer el Pato Donald y su obra teatral más celebrada es La muerte y la doncella, que fue dirigida por Mike Nichols y protagonizada por Gene Hackman, Richard Dreyfuss y Glenn Close.
Martin Sheen participó también de la puesta en Atlanta y recuerda que, durante la performance, el público miraba más la foto de Martin Luther King que había sobre el escenario (la puesta fue con motivo de su cumpleaños) que a los actores que leían sus partes. “El objetivo de esta obra es alzar tu voz ante la injusticia. No tengo interés en la política, no soy un político, pero tengo interés en la moral de mi tiempo y la conciencia es lo que me mueve a involucrarme. Y esta obra nos involucra a todos.” La actriz Alfre Woodard, que participó de la puesta en Los Angeles, asegura que el texto de Voces... resultaría igual de poderoso si en lugar de actores de Hollywood lo leyera su vecina o el cartero. “Esta no es una pieza que necesite ser actuada; es tan poderosa que simplemente la leés, la decís”, explica. “El texto es tan simple, tan directo, tan verídico y tan valiente que hace todo el trabajo.”
Bradley Whitford, actor de The West Wing, dirigió y actuó en la puesta de Los Angeles, dedicada a recaudar fondos para Interfaith Communities United for Justice and Peace y para Speak Truth To Power, que es parte de Robert F. Kennedy Memorial. El director se aseguró de que participaran sus compañeros de serie Martin Sheen, Allison Janney, Melissa Fitzgerald, John Spencer y el creador del programa, Aaron Sorkin. Además participaron la esposa de Whitford, Jane Kaczmarek, y los actores Alfre Woodard, Rocky Carroll, Héctor Elizondo y América Ferrera. El único ensayo se hizo en la semana previa a la función, con sólo la mitad del elenco, y consistió en una lectura de la obra de Dorfman. “Mi enfoque como director, si es que hubo alguno, fue mantener todo tan simple como fuera posible, así las voces que se escuchan y el foco está realmente en los héroes de los derechos humanos y no en una producción pasada de ornamentos. Hay un misterio: ¿por qué alguna gente pone en peligro sus vidas cuando otra no lo hace? No aceptar lo inaceptable es como una especie de misterio del origen del coraje.”
Lo que más impactó a Kerry Kennedy fue el optimismo que mostraban los líderes de los derechos humanos cuando los entrevistó para el libro en el que está basada la obra teatral. Esa actitud, dice, está reflejada en las citas del texto de Dorfman. “No buscaba víctimas, buscaba héroes”, explica. “Elie Wiesel, quien sobrevivió al Holocausto, dijo: ‘Mi esperanza para el futuro es que sus hijos no tenga mi pasado’.” El autor chileno recuerda la emoción que le provocó leer los testimonios: “No sabía, por ejemplo, quién era Kailagh Gatyarthi, no sabía sobre su lucha contra el secuestro de los niños que son utilizados en la India, o el trabajo que otros defensores de los derechos humanos realizan contra la mutilación genital en Africa, o contra el hecho de tener niños como soldados en Sudán o Somalia. Iba descubriendo una serie de héroes y heroínas de esta pluralidad de causas que existen en el mundo. Tenemos una tendencia, especialmente en América latina, por el horror de las dictaduras que hemos vivido, a no poder ver que nosotros somos parte de toda una lucha mundial. Habiendo pasado por la represión latinoamericana, era muy bueno poner esa experiencia mía al servicio de una causa mucho mayor, verdaderamente internacional y plural”.