ESPECTáCULOS
Viale vs. Samid, a las trompadas
Luego de una discusión política, el conductor y el empresario de la carne se tomaron a golpes de puño, en vivo, en los estudios de América.
Por Fernando D’Addario
En cinco minutos, Mauro Viale justificó ayer el nombre de su programa, “Impacto a las 12”. Los impactos se sucedieron: primero un derechazo del empresario de la carne Alberto Samid en el rostro del conductor, luego una leve réplica de Viale, que segundos más tarde volvió a impactar, esta vez contra el piso del estudio de América. Como broche, un tercero en discordia (según trascendidos, tío de Samid) le pegó una patada mientras el conductor intentaba levantarse del suelo. Todo en vivo y en directo, hasta que los reflejos algo lerdos del director de cámaras decretaron la tregua, a través de una larga tanda publicitaria. El jurado popular (integrado por aquellos que vieron por tv el incidente, y también por los que dicen haberlo visto o escuchado) dictaminó que Samid ganó por puntos. Tal vez, los puntos que le faltan a “Impacto a las 12” para satisfacer las expectativas de rating del canal.
Aquellos televidentes bizarros que extrañaban los exabruptos de las chicas del “Caso Cóppola”, como Samantha y Natalia, o personajes bizarros como Jacobo Winograd y cía. en el inolvidable (por varios motivos) “Mediodía con Mauro”, tuvieron ayer su día de gloria, después de haber soportado, durante meses, un programa con pretensiones de seriedad periodística. Viale superó (¿sin querer?) sus mejores momentos de adrenalina televisiva, justo cuando decía que quería lavar la imagen que fabricó durante el “Caso Cóppola”. Fue boxeado e intentó boxear, en una prolongación de su agresivo modo de manejar a los invitados y aún a los miembros de su producción.
Los hechos se sucedieron así: Samid fue al programa para defender la política económica proteccionista del actual gobierno. Viale, ferviente menemista, lo retrucó desde su postura “dolarizadora”. Para que esa disputa dialéctica haya degenerado en un escándalo pugilístico debió mediar la incontinencia verbal de ambos contendientes. Samid, sin que viniera al caso, desafió a Viale, instándolo a decir su “verdadero nombre” (una chicana tan vieja como el antisemitismo), en tanto el periodista, equilibrando el nivel del debate, lo acusó de “avalar el ataque a la AMIA”. Tocado, el matarife, con varios centímetros menos de estatura, comenzó a pechar a Viale, y luego lo golpeó, con un certero cross de derecha. Años de lidiar con medias reses, barrabravas y punteros políticos (se define como un “hombre de derecha”: fue menemista, amigo de Seineldín, y en su momento se jactó de haber conocido en Bagdad a Saddam Hussein), le dieron el background necesario como para no empalidecer frente al conductor. Este también arrojó sus golpes, e impactó.
Después de la larga tanda reparadora, Viale volvió, se acomodó el saco y pidió disculpas a los telespectadores. La pelea fue la comidilla de todos los programas de chimentos de la tarde. Samid dio su versión en “Rumores”, el programa de chimentos de Azul Televisiòn. Viale eligió “Intrusos” (América) para hacer su descargo y debió exponerse, del otro lado del mostrador, a la euforia reprimida de su colega Jorge Rial, que mostraba las imágenes en cómodas cuotas, para sostener el morbo de los televidentes.