ESPECTáCULOS › LA EVOLUCION DE LA CONDUCTA SEXUAL DURANTE EL SIGLO XX
Una revolución sin fusiles
El canal de cable Cosmopolitan presenta hoy un especial sobre los cambios en la conducta social, antes y después de la Segunda Guerra.
Por Emanuel Respighi
Alguna vez, el sexo fue tabú. Pero, a partir de los años ‘60, los debates en torno a su importancia pasaron de ser transgresores a formar parte del menú cotidiano de la opinión pública. Aunque eso no ocurrió por generación espontánea sino como resultado de un largo proceso de idas y venidas, marcado por la férrea oposición de distintos sectores religiosos. En el ciclo “El siglo del sexo”, que la señal de cable Cosmopolitan estrena esta noche, a las 23, el capítulo Amor y guerra narra al público contemporáneo cómo fue que la Segunda Guerra Mundial puede tomarse como una referencia clara sobre un antes y un después en la temática sexual pública.
Apoyándose en los testimonios de ex combatientes y referentes históricos de la libertad sexual como Helen Gurley-Brown (creadora de la revista Cosmopolitan) y Hugh Marston Hefner (fundador de Playboy), el episodio da cuenta del proceso que terminó por demoler las convenciones sexuales que había establecido la sociedad victoriana. Las transformaciones sociales y políticas que se produjeron entre los años ‘30 y ‘60 derivaron, según el documental, en un conflicto creciente entre la libertad sexual y las reglas tradicionales sobre virginidad, noviazgo y matrimonio. Una pugna que recién pudo resolverse definitivamente en la década del ‘70, cuando una sociedad ya liberada de las rigideces tradicionales logró constituir una nueva cultura alrededor del sexo.
El nivel de importancia que la guerra tuvo en los albores del proceso emancipatorio en materia sexual es una de las cuestiones en la que más se detiene el programa. La obligada separación geográfica durante los años de combate que debieron soportar los soldados y sus mujeres marcó, según el programa, el primer paso hacia el libre albedrío. Los años en los que se desarrolló la guerra funcionaron de contexto ideal para la liberación sexual de los hombres y mujeres, quienes, destaca, por necesidad comenzaron a tener relaciones extramatrimoniales.
Pero la liberación trajo consigo nuevos problemas, plantea el programa. Ante el desconocimiento que había en la época de los métodos anticonceptivos, los embarazos extramatrimoniales se volvieron moneda corriente, al igual que las enfermedades venéreas. Fue así, agrega desde una lógica bien del Primer Mundo, que los jefes militares, además de atender las cuestiones estratégicas referidas a la guerra, programaron clases de educación sexual en los frentes de batalla, con el objetivo de disminuir los embarazos, en su mayoría no deseados. Sin embargo, por razones culturales, el esfuerzo no prosperó. El fracaso de esta política de educación sexual estadounidense derivó en una proliferación de los abortos, realizados con métodos caseros que ponían en riesgo la salud de las mujeres.
Por otra parte, el programa señala que la revolución sexual no habría podido gestarse sin el apoyo de los medios de comunicación y la industria del espectáculo de posguerra. En esta faceta, el cine de los años ‘50 tuvo una incidencia fundamental a partir de la realización de numerosas películas eróticas, que comenzaron a tratar ciertos tabúes como la homosexualidad. Por aquella época, la figura de Marilyn Monroe comenzaba a convertirse en el símbolo sexual por excelencia. Pero fue también la naciente era del rock and roll –materializada en las figuras de Elvis Presley o Jerry Lee Lewis– la que anunció el nacimiento de una nueva cultura. Una incipiente sociedad en la que el sexo, en tanto práctica inherentemente humana, ocuparía un lugar preponderante en la vida de los individuos. Está claro que el sexo tiene la ventaja de que, además de ser útil, es gratificante.