ESPECTáCULOS
Las novelas de culto y las novelas tradicionales
–¿Acaso no fue Muñeca brava la primera “novela de culto”?
–La miraba todo el mundo, pero muchos la miraban para cagarse de risa; tenía miradas a cámara, guiños. Nadie esperaba nada, era una historia recontra obvia, pero fue diferente. La hacíamos desde el desparpajo y la improvisación. Sé que la miraba mucha gente que tal vez no miraba telenovelas. Pero ahora hay más expectativa, y creo que eso no siempre es bueno. Cuando no se espera nada, se sorprende. La felicidad se relaciona con eso, y con el deseo: si cumplís tu deseo, inmediatamente deseás otra cosa.
–¿Qué le produce esa cosa culposa sobre la novela tradicional opuesta al fenómeno Resistiré, por ejemplo?
–No me gustan los que dicen que antes no miraban novelas. La gente es culposa y a veces te paran y te dicen que te vieron por casualidad. Asusta lo popular, pero no hay que darle más vueltas al entretenimiento. La tele no le va a cambiar la cabeza a la gente; a la tele la prende cualquiera.
–Usted nunca le temió a lo popular y lo masivo.
–Hay gente muy humilde que, a lo mejor, no tiene nada, o solamente tiene tele. Y nunca salen, pero la tele queda todo el tiempo prendida. Mi única intención era que esa gente se riera.