[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Aspirando quizás a pisar las huellas de Mundo grúa, cuya consagración internacional empezó con su triunfo en la primera edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, una nueva horneada de cineastas argentinos hará su primera presentación pública en esta nueva edición. Dos películas en competencia oficial, doce más en la sección “Lo nuevo de lo nuevo” (verdadero panorama del cine argentino de aquí y ahora), una andanada de cortos, media docena de documentales en paralelas, dos retrospectivas exhaustivas redondearán la importante presencia local en esta cuarta edición.
“Si el cine argentino se convirtió en una moda en los festivales del mundo, el desafío actual es lograr que su continuidad no llegue a fuerza de copiarse a sí mismo”, plantea Quintín, director del Bafici, asegurando enseguida que, a juzgar por las películas que se exhibirán este año, no será así. Las que van por el premio mayor son Un día de suerte, de Sandra Gugliotta, y Tan de repente, de Diego Lerman. El debut de Gugliotta, a los treinta y largos, anticipa que la juventud estética no viene necesariamente dictada por la edad. Allí están el casi cincuentón Raúl Perrone y el aún más veterano Hugo Santiago (los dos cineastas argentinos a quienes se dedican sendas retrospectivas) para refrendarlo.
Sí es descaradamente joven Diego Lerman, que a los 25 años debuta con Tan de repente, versión del relato La prueba, de César Aira, segunda de las películas argentinas en competencia y testimonio vivo de lo mucho que habrá para descubrir en estos diez días. Buena parte de ello se apelotona, como es lógico, en la sección “Lo nuevo de lo nuevo”, competencia aparte integrada por una docena de films. La mitad de las películas de esta sección sintoniza directamente con la fuerte apuesta que el IV Bafici hace por el cine documental. La mitad de esa mitad está producida por Cine Ojo, la más consecuente de las productoras locales dedicadas al género: en Hijos, el alma en dos, Carmen Guarini y Marcelo Céspedes, se asoman a la realidad de los hijos de desaparecidos; La televisión y yo es un viaje catódico de Andrés Di Tella, y en Por la vuelta Cristian Pauls busca, en la figura del bandoneonista Leopoldo Federico, un presente para el tango.
Los otros documentales a presentarse en “Lo nuevo de lo nuevo” son Ciudad de María, que traza el modo en que la ciudad de San Nicolás pasó de la siderurgia al misticismo; Chaco, Las Palmas, que ausculta el vacío dejado por el cierre del ingenio de la zona, y Balnearios, revisión entre azorada y socarrona de distintos centros turísticos. La mitad nodocumental de “Lo nuevo de lo nuevo” presenta lo nuevo del citado Perrone (Late un corazón) y de Gustavo Postiglione (El cumple), además de cuatro debuts. El teatrista Federico León y Marcelo Mangone “carnean” sendas relaciones de pareja en Todo juntos y Natural, mientras Ernesto Baca se anima al cine sin una sola línea de diálogo en Cabeza de palo y Leyla Grünberg presenta su versión de la novela Bajar es lo peor, donde Mariana Enríquez explora a fondo el mundo de la marginalidad.