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Por Daniel barone *

Yo tuve el placer de trabajar tres veces con Alfredo. La primera fue en Cohen vs. Rossi, la segunda en Vulnerables y la tercera, ahora. La primera vez que laburamos sentí orgullo por lo que él significa para el mundo artístico nacional. Pero después de conocerlo, más que orgullo, uno siente placer por la persona que se esconde detrás del actor. El placer de trabajar con Alfredo se triplica no sólo por su calidad actoral sino también por su humanidad. Porque uno tiene actores a los que admira, pero con los que no puede compartir nada, no puede romperse la distancia director-actor. Todo lo contrario pasa con Alfredo: es una fiesta trabajar con él. Alfredo tiene un gran respeto por el director. Es un actor que, si bien participa activamente en el libreto, está siempre abierto a las indicaciones. Es como Marcello Mastroianni: ama todo lo que rodea a la actuación.
* Director de Locas de amor.