Miércoles, 19 de mayo de 2010 | Hoy
LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Tina Gardella, desde Tucumán, da cuenta de una experiencia de talleres juveniles sobre “Construcción de ciudadanía y derechos humanos” como un desafío para la universidad y un aporte para pensar la relación entre el campo académico profesional, los procesos académicos y las políticas públicas.
Por Tina Gardella *
Desde Tucumán
Mezclados con estudiantes y profesionales de arte, teatro, psicología y trabajo social, entre otras disciplinas, los estudiantes de comunicación se fueron sumando en número considerable a los talleres de verano de Construcción de Ciudadanía y Derechos Humanos para Jóvenes con Más y Mejor Trabajo.
Integrados y “diseminados” por los 14 municipios y las 20 comunas del territorio tucumano que participaban del programa, los 106 talleristas trabajaron con cuatro mil jóvenes no sólo la instancia de inclusión y expresión democrática de jóvenes beneficiarios de becas otorgadas por el Estado, sino también las posibilidades de intervención sobre su realidad concreta e inmediata.
¡Tamaña responsabilidad e interpelador desafío para nuestros estudiantes de comunicación! Sobre todo por cuanto sigue siendo escaso, cuando lo hay, el marco de debate y reflexión sobre la dimensión política de la comunicación. No se trata de una problemática del área de extensión. Es la posibilidad de salir de las aulas y asumir los retos de acción que plantea nuestra sociedad, desde el corazón de la formación de los comunicadores.
En la vinculación de la universidad con el escenario político-social, los comunicadores tienen mucho por hacer. Pero ese escenario no es uno sólo ni se presenta de igual manera en todas partes. Hablar de inclusión-exclusión, de construcción de ciudadanía y derechos humanos o de expresión democrática, no es lo mismo en el centro del país que en la región NOA. No precisamente porque la universalidad de estas problemáticas permita algún recorte. Sucede que existe no solamente una realidad histórica, política, económica y social particular, sino también, y por lo mismo, matrices culturales y prácticas sociales que son, están y se empeñan en permanecer con nuevos sentidos en cada una de nuestras comunidades.
Inteligentemente, los talleristas de un programa que es nacional supieron, con debates y discusiones, re-significarlo desde la realidad de Tucumán. Bien podríamos desde la universidad observar y aprender de estas prácticas, entre tantas otras, a “Pensar Región”. Bien podríamos desde nuestro campo específico internalizar que la comunicación está en la esencia de las prácticas sociales y que no hay proyecto colectivo o tan siquiera perspectiva posible de cambio, sin la mirada de lo comunicacional.
“Pensar Región” desde la comunicación pone a la universidad en el centro de la escena como constructora de teorías otras a partir de las prácticas sociales, entre ellas las de comunicación, de las propias comunidades donde está inserta, y como propulsora de un debate amplio, plural y participativo, que debiera poder permitir:
- Conocer y explorar las biografías de los estudiantes de la región, atravesados no sólo por los códigos de la cultura juvenil, sino por experiencias y prácticas sociales que desconocemos o a las que negamos entidad. Los jóvenes de la región y sus formas de comunicarse.
- Conocer y re-conocer el escenario político-social que permita una mejor vinculación de la universidad con su contexto regional. Pensar la comunicación vinculada con los procesos políticos.
- Discutir el proyecto social y político de la región y qué comunicación es necesaria para empezar a construirlo. Desafíos que se presentan, vínculos que se establecen, organizaciones y movimientos sociales con los que se interactúa.
- Revisar la relación con el campo profesional. Analizar la historicidad–politicidad en la formación de este campo y la posibilidad de elaborar producciones mediáticas de calidad y pertenencia regional.
- Interpelar las políticas públicas de comunicación de la región, si es que existen, pero también generar conocimiento crítico con aplicación a las realidades regionales.
Sin dejar de lado la importancia de currículas y planes de estudio como inherentes al campo universitario y como resultado de debate de posiciones donde fluye todo lo expuesto anteriormente, es indudable que desde la comunicación tenemos por delante, en la región, el debate sobre los modos de intervención profesional, aunque la palabra no convenza a todos. Desde la universidad, por otro lado, se podría trabajar en programas que como el Jóvenes por Más y Mejor Trabajo permita la construcción de Más y Mejor Comunicación... desde y por la Región NOA.
* Licenciada en Comunicación.
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