Miércoles, 16 de junio de 2010 | Hoy
LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
La búsqueda de un nuevo orden narrativo para contar las historias de otro modo y las búsquedas de visibilidad de actores sociales y de sus acciones reivindicativas se entrelazan bajo el mismo título de estrategias de comunicación. Lucía Caruncho, Sol Benavente, Ianina Lois y Ana Carola Pardo aportan sus puntos de vista para enriquecer el tema.
Por Sol Benavente, Ianina Lois y Ana Carola Pardo *
La comunicación se presenta como un campo estratégico en la puesta en escena pública de diversas luchas en donde se disputan el sentido de problemáticas estructurales de nuestra sociedad, como las desigualdades de género. Los medios masivos de comunicación forman parte de este conflicto de discursos en pugna, relegando estas temáticas o abordándolas de manera sesgada.
En este escenario, es necesaria la búsqueda de estrategias que generen lógicas y significados alternativos que permitan subvertir los discursos hegemónicos y refundar los posicionamientos de género y las desigualdades que se tejen sobre ellos.
La violencia de género es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres, relaciones que condujeron a la dominación y la discriminación contra la mujer y a la interposición de obstáculos para su pleno desarrollo.
Para llegar a situaciones de violencia contra la mujer hace falta un entramado que naturaliza esta desigualdad en la vida cotidiana –familiar, laboral, profesional, etc.–, y que no cuestiona estos roles diferenciados para el hombre y la mujer en la sociedad.
Como sostiene Ana María Fernández, para que existan el golpe, la violación, el maltrato, el acoso, es necesario que previamente se haya instalado en el imaginario social un proceso de desigualación, inferiorización y discriminación de las mujeres.
La interrelación entre la propuesta de la comunicación comunitaria y la perspectiva de género propone una reconfiguración diferente del vínculo teoría-práctica, que asume el compromiso con el mundo de la acción, sin dejar de lado la construcción de conocimiento.
Desde el Taller de Comunicación Comunitaria de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, en articulación con Cine en Movimiento y la Fundación Alicia Moreau de Justo, se propuso la Campaña Territorial de Prevención de la Violencia de Género. Este proyecto, aprobado por el Programa de Voluntariado Universitario del Ministerio de Educación de la Nación en 2008, desarrolló acciones comunicacionales de prevención de la violencia de género en la Villa 20 de Lugano, Villa 3 y Barrio Ramón Carrillo. Las actividades se realizaron junto a un grupo de mujeres conformado por las responsables de comedores comunitarios y las promotoras de salud del Centro de Salud Comunitaria Nº 24.
Las acciones encaradas parten de una concepción de la comunicación como un diálogo entre sujetos activos e históricos, pertenecientes a una comunidad. Las experiencias fueron puestas en escena en los términos, vivencias y voces de las mujeres en sus territorios. El desafío que se asumió con esta iniciativa fue potenciado por el uso del cine y la radio comunitaria, como herramientas que dinamizan la construcción de espacios participativos y expresivos cuyo fin es la reflexión, sensibilización, prevención y erradicación de las violencias de género.
El discurso de la opinión pública sobre la violencia contra las mujeres representa también un modo de control hacia las mujeres y, en ese sentido, tanto agresores como parte de las víctimas lo incorporan como normal. Por ello, la Campaña intentó sensibilizar a la comunidad con el fin de que la violencia no permanezca oculta, que puedan conocerse y comprenderse sus causas para que cada individuo pueda tomar un papel activo en su rechazo y combate. Se trabajó en un proceso que incluyó la información, la discusión y la toma de posición ante esta realidad, para luego avanzar hacia la prevención de la violencia.
Los mensajes elaborados en los talleres –materializados en tres spots radiales y dos cortometrajes– buscan visibilizar la violencia contra las mujeres, contrarrestando cualquier tipo de tolerancia y justificación, y generar un espacio de apoyo y compromiso que dé cuenta de que el cambio es posible. Trabajamos en la construcción de conocimientos, capacidades y acciones de comunicación que recuperen las sensibilidades y los sentidos de los grupos, organizaciones y comunidades.
A partir de esta experiencia hemos comprobado que los procesos de comunicación comunitaria, educativa y política contribuyen al diálogo y la participación entre los sujetos, las organizaciones de base y las instituciones estatales promoviendo las voces de las mujeres, muchas veces relegadas.
No cabe duda de que esta Campaña no resuelve la cuestión de la violencia de género en esos barrios ni salda la deuda de la universidad pública con los sectores populares, pero –creemos– marca un camino. Con estas acciones, docentes y estudiantes junto a organizaciones comunitarias trabajan colectivamente en un proyecto de comunicación que pone el conocimiento en acción y lo coloca al servicio de la emancipación y la transformación social.
Esta experiencia representa también el compromiso de seguir superando los obstáculos que separan a la universidad de aquellos y aquellas a quienes resulta más difícil llegar a sus aulas.
* Investigadoras del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
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