Jueves, 11 de febrero de 2010 | Hoy
PSICOLOGíA › NUEVOS HALLAZGOS SOBRE SEXUALIDAD FEMENINA
Una vez más, en febrero, la sección Psico cree liberarse de sus represiones y se lanza a los dulces abismos del placer. Hoy explicará a lectoras y lectores qué es el “punto V”, revelará el interés de reservarse una fantasía para el momento decisivo, se referirá al “TAC”, al “conejito” y a muchas otras cosas.
Por Jenny Hare *
Hemos oído hablar muchísimo acerca del punto G: sin embargo, un lugar mucho más útil, al que le recomiendo preste atención cada vez que se proporcione placer, es el que llamo el punto V. Allí es donde el monte de Venus se encuentra con el hueso púbico y la parte superior del capuchón del clítoris, y es un lugar placentero mucho más excitante y accesible, que los expertos en sexualidad raramente mencionan.
Para ubicarlo, deje descansar su mano sobre la parte más baja del abdomen, de modo que las puntas de sus dedos índice o medio, o ambos, estén en el lugar donde comienzan los labios externos de su vulva. Usted sentirá un leve vacío allí, como si estuviera hecho exactamente para este propósito (¿y quién sabe si tal vez fue así?). El cuerpo humano ha sido creado bellamente orgásmico. Me gusta pensar que este huequito donde la punta de un dedo se asienta tan cómodamente (junto con otras áreas similares del cuerpo, como la que queda justo debajo de la laringe, donde se encuentra la clavícula, y los huequitos que están precisamente detrás de los lóbulos de las orejas, por ejemplo) nos fue dado para que podamos disfrutar hallándolo y apreciándolo de vez en cuando.
Usted no va a querer descansar cuando toque el punto V; sólo con hacerlo puede empezar a sentir olas de excitación sexual bajando por el sendero clitoriano y alrededor de la vulva. Es un lugar muy especial que la invita a presionar y soltar, presionar y soltar.
O incluso puede, más suavemente, despertar la expectativa sexual acariciando todo el monte de Venus de forma rítmica, con un movimiento hacia arriba en dirección a usted, o bien circular. Aunque poco intenso, este movimiento provoca un suave empuje sobre la piel y los tejidos del punto V, que tiene un mágico efecto de excitación sobre el clítoris todo.
Pero no sólo al principio de la excitación sexual es valioso el punto V; brinda una poderosa fuente de placer en cualquier etapa. Mientras deja su muñeca descansar en el lugar de encuentro de la parte superior de su pierna y la más baja del estómago, ponga la mano entre sus piernas y presione con la pulpa del dedo pulgar sobre el punto V. Ahora balancee su mano y su muñeca de un lado al otro, o manténgalas quietas y haga presión sobre su pelvis, o bien haga oscilar ésta contra aquéllas.
Los científicos dirán que el punto V es parte del clítoris, y ciertamente es parte de toda la red nerviosa que induce la excitación en esa zona. Yo pensaba que, junto con el monte de Venus, era la zona que está encima del clítoris la que anunciaba la presencia de nuestras zonas ocultas de placer. Pero luego me di cuenta de que, en realidad, ambas son una enorme fuente de placer, tanto en sí mismas cuanto como complemento de las otras.
En cuanto al punto G, aunque personalmente pienso que está sobrevalorado, muchas mujeres descubren allí una estimulación muy erótica y orgásmica. Entonces, desde luego, pruébelo. Lo encontrará en la pared superior de la vagina, a unos 3 o 5 centímetros de la entrada. Es más fácil llegar a él con el dedo índice. Masajéelo suavemente y compruebe si le agrada la sensación. Si es así, podría probar usando uno de esos deditos de guante, llamados “estimuladores del clítoris”, que le dará a la punta de su dedo una superficie ondulante que tiene un efecto adicional. Como siempre, recuerde usar mucho lubricante.
Usted no debería sentirse incompetente si le parece que no tiene un área sensible en la región del punto G o si no significa mucho para usted. A algunas mujeres las excita, a algunas no especialmente, si es que algo les produce; y algunas no tienen un lugar notoriamente sensible en esa región. Es bueno recordar que todas somos diferentes.
No hay dudas de que la fantasía que le gusta puede obrar maravillas, si está atascada en una meseta de la excitación y parece que no puede ser capaz de arrojarse desde el borde hacia el orgasmo. Luego, cuando se sienta confiada respecto de ser orgásmica, las fantasías son un modo grandioso de agregar variedad a la excitación. La mayoría de las mujeres dicen que sus más intensos orgasmos incluyen algún elemento con el que fantasean.
Algo que la encienda en el presente, o lo haya hecho en el pasado, puede usarse como una fantasía para intensificar el placer sexual. Una fantasía que funciona para usted puede dar el puntapié inicial al deseo, y la excitación sexual o el clímax, o ambos a la vez. Puede usarla en cada etapa del camino.
Puede ser un sueño o el recuerdo de una experiencia sexual erótica; no tiene que ser prolongada. Una vez que sabe cuál es la historia o la escena y qué efecto tiene en usted, sólo pensar en uno o dos de sus momentos más eróticos puede ser todo lo que necesita para desencadenar una oleada de sensaciones.
Las fantasías pueden tener origen en una enorme variedad de fuentes, como experiencias personales, su imaginación, sueños, libros, revistas eróticas o pornográficas. Busque cosas que la enciendan y, una vez que lo hagan, guárdelas en el almacén de su mente, listas para sacarlas cuando usted quiera.
Encuentre una fantasía que sea catalizadora de su placer y pase buenos momentos practicando permitirle que desencadene la excitación sexual y los orgasmos. La mayoría de las mujeres orgásmicas tienen una o dos fantasías favoritas debajo de la manga.
Si usted se despierta aún excitada por haber tenido un sueño erótico, no deje que esto se desvanezca; tenga sexo de inmediato, ya sea sola o con una pareja. Use esa sensación que aún persiste para que la empuje hacia arriba del camino de la excitación sexual otra vez. Agregue a esto su habilidad para proporcionarse placer o la relación sexual con su pareja, para que le brinde un fantasioso pero real clímax.
Un vibrador es una idea magnífica, pero le recomiendo que primero aprenda cómo proporcionarse un orgasmo usando la mano. Y, si está en una relación, dejar que su pareja le haga tener un orgasmo con la mano, la boca o el cuerpo. ¿Por qué hay que esperar? Bueno, un vibrador, si es que se adapta a usted (y esto es muy probable que suceda), tiende a brindarle el clímax muy rápidamente, porque las sensaciones que produce son fuertes y dinámicas. No hay nada malo con esto en sí, una vez que usted sabe qué es lo que está haciendo y que es buena tanto para marcarse ritmos como para excitarse de diferentes maneras. Entonces, será capaz de tener orgasmos con o sin vibrador, como usted prefiera.
Los vibradores son útiles, no importa cuán experimentada respecto de la habilidad orgásmica pueda ser usted, para acelerar la curva de la excitación cuando está apurada o para cualquier momento en que no tenga ganas de fantasear y su orgasmo tarde en llegar. A algunas mujeres les encantan los vibradores; otras prefieren su propio tacto.
El truco para usar un vibrador o consolador más exitosamente es pensar que no es un pene sustituto, sino otra mano cuya suave vibración puede despertar todas las terminaciones nerviosas a lo largo de su zona genital erógena, desde el monte de Venus hasta el perineo.
Entonces, no use el vibrador como si fuera un pene, dentro de usted, sino como el lado de su mano contra usted. Siga las sugerencias de “detenerse, hacer una pausa, empezar”, igual a como lo hizo para complacerse usando el tacto. Algunas veces, tiéndase y quédese quieta, concentrándose en la vibración, o la sensación que produce el consolador, y en la respuesta de su cuerpo. Otras veces, haga presión sobre él. Y, en ciertas ocasiones, mueva su pelvis, como lo hace cuando usa su mano.
Por supuesto que también puede usarlo para penetración, si usted consigue uno con el que se sienta cómoda. Hasta que sepa lo que quiere, es mejor empezar por uno más bien pequeño, con la textura de un pene excitado, bien firme pero ligeramente esponjoso. El vibrador llamado Rabbit (“conejo vibrador”), que está muy difundido entre muchas mujeres, podría ser una elección apropiada, ya que tiene la ventaja de ofrecer una doble estimulación: una de las prominencias le proporciona placer al clítoris, al mismo tiempo que otra lo hace con la vagina y el punto G.
Las lastimaduras y las fisuras vaginales causadas por una penetración sin la suficiente lubricación son muy dolorosas, y estas últimas pueden infectarse con facilidad; por eso nunca resultará suficiente enfatizar que siempre debe usar muchísimo lubricante.
TAC es la sigla de “Técnica de Alineamiento Coital”: una vez que el pene está dentro de su vagina, su pareja lo mantiene allí, pero se mueve un poco adelante, hacia usted, para que la pelvis de él (la parte baja de la zona del estómago que queda unos centímetros arriba del comienzo del pene) esté directamente en contacto con su zona pélvica más baja y el monte de Venus, y sobre ellos. Sí, esto significa que él tendrá que retirar un poco su pene, pero descubrirá que puede mantener la mayor parte de éste, con comodidad, dentro de usted. Entonces, él vuelve a moverse para penetrarla más profundamente otra vez, y luego se retira un poco para volver a tocar la pelvis, y así sucesivamente, repitiendo este patrón de entrar y salir que seguiría normalmente en un coito, pero con este leve movimiento continuo hacia delante y hacia atrás.
Moverse de esta manera implica que usted va a ser estimulada desde su vagina y por toda la vulva hasta el clítoris, e incluso más allá, a lo largo del asta del clítoris y hasta el monte de Venus. Como éste es el principal lugar para que él descanse, esto garantiza que el punto V obtenga mucha sutil atención y así cause (junto con todas las otras sensaciones que se producirán en el transcurso) la más asombrosa mezcla de placer. Es una posición fácil de lograr y extremadamente cómoda. Y la más excitante de todas, creo yo.
Recuerde esto: si quiere elevar el nivel de excitación sexual porque no se está incrementando (o quizás esto sí suceda, pero ahora está atascada en la fase de meseta), detenerse, esperar y sentir y luego reanudar el movimiento puede llevarla al borde del orgasmo.
Cuenta Samantha: “Si estoy disfrutando pero no llego al orgasmo, me encanta que él, súbitamente, se quede sin moverse, incluso cuando está muy dentro de mí o cuando está alcanzando el clímax y hace presión sobre mi clítoris y mi punto V. Yo levanto mi pelvis hacia él y me muevo un poco en círculos, como en la danza del vientre. Es fantástico lo que se siente. Aferrarme contra él de este modo me lleva directamente a la fase última, justamente previa al orgasmo, y a veces llego al clímax en ese mismo momento. Otras veces empezamos a movernos juntos otra vez y, casi inmediatamente, le digo: ‘Sí, ahora estoy lista’, y él se mueve dentro de mí más rápidamente y así llega al orgasmo conmigo”.
Lo bueno de los ejercicios del piso pélvico (a veces denominados “ejercicios Kegel”) es que puede hacer otras cosas mientras los practica. Son en verdad muy fáciles de hacer, y sólo es cuestión de recordar practicarlos unos minutos todos los días. ¿Para qué tomarse la molestia? Porque controlar sus músculos de allí abajo la ayudará a tener orgasmos más intensos, con pareja o sin ella, y a dominar la situación cuando los tenga, y también tendrá un papel decisivo respecto de si serán múltiples o no.
Entonces, empiece a hacerlos. Hay tres áreas musculares en las cuales concentrarse: el músculo pubococcígeo, que afecta la vagina y el perineo; los músculos del esfínter anal, alrededor del ano; los músculos del tracto urinario.
Mientras está leyendo esto, trate de contraerlos. La mejor manera de hacerlo es imaginar que está apretando las paredes de la vagina para juntarlas; después, que se contiene para no defecar; y luego, que se contiene para no orinar.
Tal vez sienta que la contracción es una sola, como si, cuando tensa un solo grupo de músculos, tensara los tres; o bien puede ser capaz, directamente o por medio de la práctica, de sentir que se contrae cada grupo muscular por separado. Está bien de cualquier manera que ocurra.
Ahora, repita el ejercicio una y otra vez; y, entre medio de las contracciones, relaje los músculos. Eso es suficiente para los primeros minutos. Una vez que le tome la mano, propóngase repetir el ejercicio unas tres veces por día, durante algunos minutos cada vez.
La segunda cuestión para recordar es hacer los ejercicios con frecuencia. En cualquier momento, cuando esté sentada en un auto, un autobús, un tren o un avión en camino hacia alguna parte, usted puede hacerlos. Nadie se dará cuenta. O también cuando está en el trabajo o haciendo las tareas de la casa, escuchando música o en el teatro; lo que sea. Sólo le tomará unos minutos y, al hacerlo varias veces al día, sus músculos adquirirán tonicidad y estarán preparados para ayudarla a disfrutar al máximo del sexo y de los orgasmos.
Cuenta María: “Yo solía hacer ejercicios para el piso pélvico porque leí que sería bueno para mi pareja cuando teníamos relaciones sexuales. Me sentía orgullosa de ser capaz de apretarlo con mis músculos vaginales cuando estaba dentro de mí. A él le encantaba. Pero luego descubrí que, al tensar los músculos, podía aumentar mi propio placer, sin importar qué estaba haciendo él; y también cuando me masturbaba. Ahora me he dado cuenta de que, si estoy en verdad excitada y tengo esa sensación de ‘quiero llegar pero no puedo’, tensar los músculos unas pocas veces me puede llevar al clímax. Ahora que sé de cuánta ayuda son, voy a asegurarme de mantener los músculos en buena forma por el resto de mi vida”.
Hay un debate respecto de si el orgasmo vaginal y el clitoriano son en verdad entidades distintas. Las sensaciones de un orgasmo clitoriano están bien localizadas en el clítoris, y los orgasmos vaginales, claramente, provienen del interior de la vagina. Aunque los tipos de orgasmos pueden diferenciarse, no se preocupe si eso no le ocurre. Para muchas mujeres, las sensaciones que provoca el orgasmo parecen emanar del conjunto todo de la vulva, desde el punto V hasta el perineo, incluida la vagina. Todas están asociadas con el nervio clitoriano, que está mucho más lejos del alcance que el clítoris y el tallo del clítoris en sí, y remite a todos los nervios de todas las zonas erógenas o los conecta.
Una vez que se haya habituado a tener orgasmos con facilidad, cuando esté sola, trate de tener cuatro en una sucesión inmediata o cotidiana, haciendo que se dispare cada uno con la presión de su toque en un sitio diferente, concentrándose en el punto G, el asta del clítoris, directamente sobre el capuchón clitoriano o en la entrada de la vagina. Note dónde siente el crescendo de sensaciones mientras alcanza el clímax. Curiosamente, se dará cuenta de que no se producen en el lugar mismo de la estimulación.
Con frecuencia, las mujeres me dicen que una crítica negativa de su pareja mientras están teniendo sexo les impide que lleguen al clímax. En realidad, no sólo les impidió tener un orgasmo en el transcurso de esa relación sexual: para la mayoría, significó un continuo trastorno del goce sexual en general, y para muchas otras, una persistente dificultad para abandonarse al orgasmo. Y esto hizo que algunas perdieran por completo el deseo por sus parejas.
Este tipo de crítica no significa que a él no le guste tener sexo con usted; es sólo eso. Puede que usted, por ejemplo, lo esté apretando bruscamente y él necesite que se modere. Bien; entonces, haga eso. Sin embargo, lo que le debe decir a él es que, si en otra oportunidad usted está haciendo algo que a él no le agrada, en lugar de indicarle que está haciendo algo mal, debe guiarla con suavidad para que haga aquello que lo hace sentir bien. Y pónganse de acuerdo en que ambos dirán “No” o “No hagas eso” sólo si el otro se rehúsa a escuchar y a seguir su sugerencia.
* Extractado de Orgasmos para mujeres. Consíguelos. Mejóralos. Disfrútalos, de reciente aparición (ed. Saga).
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