Jueves, 15 de abril de 2010 | Hoy
Por L. K.
Nos convocan por un niño, “Nicolás”, de primer grado, que se escapa del aula, sale corriendo, se tira por la ventana, salta por los bancos, se esconde debajo del escritorio de la maestra.
Entre la MAP (maestra de apoyo psicológico) y Nicolás se instala un juego de llamados y escondidas, presencias y ausencias, pedidos y entregas. Ya no habrá más corridas detrás de Nicolás: la maestra de apoyo psicológico lo esperará sentada fuera del aula, y él sabrá que lo están esperando. También aprenderán juntos a anticipar esos momentos en que Nicolás sale del aula como eyectado. Se trabaja con el niño para que le pida permiso a su maestra para salir, y con la maestra para que le permita a Nicolás hacer aquello que, por el momento, no puede dejar de hacer.
Lentamente va quedando incluido en una legalidad y aprende a reconocer las normas. “¿La seño me deja?”, pasa a ser su preocupación. Una mañana, Nicolás, que se ha puesto debajo del escritorio, saca su manito para acercarle a su maestra el cuaderno. La maestra levanta la vista buscando la mirada de la MAP, quien le hace una seña animándola. La maestra recibe ese cuaderno y, por primera vez, lo abre. Para su sorpresa descubre que Nicolás, a su modo y como podía, seguía desde su escondite los ejercicios que ella copiaba en el pizarrón.
En otra oportunidad, mientras la maestra está haciendo pasar a los alumnos al pizarrón, Nicolás se sube al escritorio, salta a un banco, empuja la silla de la maestra cerca del pizarrón y se para en el borde. La maestra, que ya estaba a punto de retarlo y ordenarle que se bajara, cruza su mirada con la maestra de apoyo psicológico y, alentada por ésta, le pregunta a Nicolás si quiere escribir. El nene le dice que no, porque se va a caer. La docente le contesta que se quede tranquilo, que ella lo va a cuidar, y lo sostiene con las dos manos. Nicolás muy sorprendido busca a su maestra de apoyo psicológico y le dice, asombrado: “Ella dijo que no me va a dejar caer”. A partir de esto, la maestra del grado comienza a convocarlo y Nicolás a responder. Deja de escaparse y, cuando necesita salir un ratito, sabe que puede pedírselo a su maestra. La maestra de apoyo psicológico se retira.
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