SOCIEDAD
Una testigo contó que a Natalia “la subieron a un patrullero”
La mujer relató que oyó contar cómo subieron “de los pelos” a Natalia Melmann al patrullero. Y la ex pareja de un policía acusado dijo que a él le gustaba tener relaciones con menores.
Por Horacio Cecchi
“Me dijo que tenía miedo porque había visto cómo obligaban a Natalia a subir a un patrullero tomándola de los pelos.” La declaración corresponde a Carlota Soria, una de las testigos más esperadas en el juicio oral por el caso Melmann, después de haber sido misteriosamente atropellada en dos ocasiones. El aterrorizado era un menor, Sebastián, que intentó presentar la denuncia en la comisaría y le respondieron que “la computadora no anda”. Además de Soria, que desbordó en detalles, declaró Haydeé Susana Lima. “Pará de preguntarle que me va a matar”, dijo Mono Suárez al oído de su abogado. Lima es la ex pareja del Mono y afirmó que el policía perseguía a una de sus hijas de 15 años, y que era una costumbre del acusado “tener relaciones con menores”.
Carlota del Valle Soria es tucumana, de 39 años, y en febrero de 2001 era telefonista de la FM Mágica de Miramar, además de recolectar información para el programa “Radio Chimento”. El 15 de agosto pasado recibió 9 puntos de sutura en el rostro después de haber sido atropellada por una moto de gran cilindrada. Meses antes, un auto intentó pasarle por encima. Qué sabía Soria: el 6 de febrero del año pasado, después de participar en una marcha por la aparición de Natalia, un menor que vivía en el Hogar Los Pinos, de nombre Sebastián, le comentó, “muy asustado, que había visto cómo obligaban a Natalia a subir a un patrullero tirándole de los pelos”. Soria narró que Sebastián fue a la comisaría a hacer la denuncia y le dijeron que “la computadora no funcionaba”.
Además, Soria detalló que la noche del 3 de febrero estuvo en Amadeus. Recordó que una amiga, Jessica Albarengo, se descompuso, por lo que salió a pedir ayuda. En la puerta había un patrullero que se negó siquiera a llamar a una ambulancia. El mismo Sebastián Gómez señaló hacia otro patrullero. “Estaba estacionado sobre la Costanera mirando hacia el vivero”, describió Soria. Junto al patrullero, reconoció a Natalia. De pie, al lado de la chica, había un hombre robusto semejante a Suárez. Soria regresó a Amadeus, aparentemente sin acercarse al móvil y, al salir nuevamente, se topó con Suárez y Ricardo Anselmini, que venían caminando desde La Cantina, y a quienes ya conocía.
También vio a Oscar Echenique pasar por Amadeus en un auto, y al Gallo Fernández junto a Natalia y su ex novio Maximiliano Marolt dentro del boliche. Para colmo, también detalló que el 7 de febrero Anselmini apareció por la radio para secuestrar un casete de un programa matutino, por orden del comisario Carlos Grillo. ¿Qué interesaba a Grillo o a Anselmini?: una vecina, Norma Gordon, había llamado a la radio para relatar que había visto al Gallo siguiendo a Natalia y a un patrullero deteniéndose en el camino de la chica. Poco después de retirado el casete, Gordon recibió amenazas. La declaración de Soria golpeó seriamente la endeble estructura defensiva de los tres policías acusados: los tres sostienen su inocencia asegurando que durmieron “en casa”.
Por la tarde, Suárez bajó varios kilos de peso, durante la declaración de Haydée Susana Lima. El pánico que le provocaba su ex quedó evidenciado el día anterior, cuando sus abogados solicitaron que la mujer fuera obligada a retirarse de la sala, ya que debía atestiguar. Pero Lima no estaba. El fantasma se corporizó ayer y vapuleó al Mono, a tal punto que rogó a su defensor, Rubén Palo, “dejá de preguntarle que me mata”. Lima sostuvo que “(Suárez) perseguía a mi hija, que tenía 15 años”, y “le vapuleaba todos sus noviecitos, a uno llegó a golpearlo vestido con el uniforme”. “¿Por qué la perseguía?”, preguntó el fiscal Marcos Pagella. “Era un zorro, lo hacía para tener una relación con una menor”, respondió el fantasma de Suárez.
Para los acusados, la jornada pasada será difícil de borrar de su memoria: también procesaron por falso testimonio a Fernando Cepeda, quien durante su juramento sostuvo no conocer a los detenidos, entre ellos el sargento Oscar Echenique.
–¿Está seguro de no conocer a los imputados? –preguntó el tribunal.
–Bbbueno... –titubeó Cepeda–. Tengo una hija con una hermana de Echenique.