Costureros de la Cooperativa La Alameda realizaron ayer un escrache serial a talleres textiles ilegales que funcionan en el barrio porteño de Parque Avellaneda. La recorrida abarcó diez talleres en el mismo barrio donde el martes el gobierno porteño clausuró seis locales. “Esas fueron inspecciones truchas, donde no se investiga y se apunta contra los talleres que no pagan la coima que pide la comisaría 40ª”, denunció Gustavo Vera, presidente de la cooperativa. También advirtió que “el gobierno de la ciudad hace las denuncias penales” contra esos espacios clandestinos por delitos como reducción a la servidumbre. Algunos de esos talleres son contratados por “marcas de primera línea como Adidas, Fila, Akiabara o Bensimon”.

Los talleres escrachados son los ubicados en las calles Mariano Acosta 879, Tandil 3540 (“frente adonde el macrismo hizo la conferencia de prensa el martes, y el doble de grande”), Pergamino 42 y 659, Dolores 451, 504 y 540, Bonifacio 3635, Ensenada 422, 432 y 436 y Baradero 446 y 497. La movida, precisó Vera, estuvo pensada para “poner de manifiesto que los operativos del gobierno porteño son una farsa” y denunciar que “deberían provocar que se presente una denuncia penal frente a un juzgado federal”, ya que en esos lugares “se encontraron costureros indocumentados y situaciones de reducción a la servidumbre”.

Vera apuntó también contra la comisaría 40ª. “Protege a los empresarios de talleres ilegales que le pagan la coima que piden.” La convocatoria de La Alameda deja en claro que lo de ayer fue “un escrache a las que sí pagan, para la policía nunca los apunte”, dijo Vera.

Al respecto, el director de Inspecciones del Ministerio de Trabajo de la Nación, Guido Bellini, explicó que no se hacen denuncias penales contra los dueños de los talleres en lo penal, porque con las inspecciones “se busca que se cumplan las normas y se regularice la situación laboral de los empleados y no que queden en la calle”.

Vera indicó que “la ropa que se realiza en estos diez talleres no es ropa trucha para ferias, sino ropa original para shoppings”. En el mismo sentido, Bellini agregó que “por lo común, las grandes firmas derivan su trabajo de taller a otras, que a la vez la tercerizan, hasta que en un quinto estadio de subcontratación aparecen los talleres clandestinos”.

A veces, las firmas lo saben, dice, aunque admite que la mayor parte del tiempo esto “permanece desconocido” para firmas como Adidas, Fila, Akiabara o Bensimon, algunas de las receptoras de estas mercaderías. Sin embargo, no dejó de aclarar “que la mayor responsabilidad es siempre de la empresa, que debe certificar la calidad y el origen de sus productos”.